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Ateneas | Lisa Scholz: “Cuando voy a otro país, quiero convertirme en una mejor versión de mí”

Lisa Scholz, en el campo de Miralbaida | ÁLEX GALLEGOS

Miguel Huertas Córner Cordobés

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Fiabilidad alemana. De la tierra de la canción 99 Luftballons, los hermanos Grimm y Dirk Nowitzki, el Córdoba Femenino aprovechó la ocasión para traer cemento a su centro del campo en un proyecto con visos de ascender a la máxima categoría en no demasiado tiempo. Once años en el Werder Bremen avalan la llegada de una jugadora contrastada en el panorama europeo pero que, a la vez, rompe los estereotipos que se puedan llegar a tener sobre los alemanes en general. Frío, tajante y organizado son los prejuicios más comunes pero ella se encarga de derribarlos desde que llegó.

Lisa-Marie Scholz (Osnabrück, Alemania, 1988) atiende a CORDÓPOLIS el día de su cumpleaños en una tarde soleada en Córdoba. Minutos antes de entrenar, llega al complejo de Miralbaida junto a su compañera Elizaveta Danilova, con quien habla en alemán, inglés y español en apenas unos minutos. Rebosa alegría en el día de su 32 cumpleaños. Casi no parece ser de fuera. Scholz, en cualquier caso, ha querido estar integrada desde el primer momento. Se apuntó a una academia para aprender español y, aunque no lo habla de manera fluida, entiende la mayor parte de las conversaciones de sus compañeras y ello le ha permitido una mejor adaptación. Su mejor amiga, aun así, es la lengua inglesa. ¿Qué busca una futbolista alemana en Córdoba? Ella lo tiene claro. “Estaba interesada en la cultura española, el idioma y la gente desde hace mucho tiempo. Quería aprender español. Sé que no soy ni mucho menos de las más jóvenes y creo que, a través del fútbol, es fácil saber más del país, de la gente, que tienen la misma pasión que vosotros. Entonces decidí, ya que no soy de las más jóvenes, vamos a hacerlo, a arriesgarnos”, señaló la centrocampista blanquiverde.

A pesar de su adaptación, en los primeros días como cordobesista, los horarios de las comidas representaron el primer choque cultural para ella. Scholz manifiesta que “tenéis una cultura diferente cuando vine aquí. Las primeras semanas, me acostaba a las 9 o a las 10 de la noche y la gente estaba empezando a comer (risas). Son cosas que son muy extrañas para mí pero también sé que no estoy viendo a la verdadera España ahora mismo por el Covid”. El alemán, por estereotipo, es considerado como una persona fría, de horarios rígidos, seria y organizada en trámites burocráticos. Desde el primer minuto de la entrevista, estaba claro que la 6 blanquiverde no estaba cortada por ese patrón. Al menos, no del todo. Algo de estereotipo español lleva en la sangre. “Los alemanes son muy estrictos en términos de papeleo o en citas, estar en un sitio a la hora, cosas así. Hasta cierto punto, soy una mezcla de ambas, es la mejor manera. Tengo que aprender de la gente española pero también conservo algunos de mis instintos alemanes”, comenta.

Pronto inicio de una carrera en la élite

¿Por qué una futbolista alemana en Córdoba? Sus deseos de novedad pesaron más que seguir un duodécimo año en Bremen, con el que consiguió tres ascensos a Bundesliga en 2015, 2017 y el pasado 2020. En la última década, el equipo verdiblanco ha sido un equipo ascensor y prueba de ello son las tres promociones en los últimos cinco años. El Werder Bremen bajó en 2019 y la mediocampista quiso dejarlo de nuevo en Bundesliga. “Tuve el sueño durante un largo tiempo. Descendimos de Primera a Segunda división. No quería dejar el equipo porque quería mejorar las cosas y subir de nuevo. Cuando conseguimos aquello, decidí perseguir el sueño y es por lo que estoy aquí”, explica.

Lisa Scholz, además, tiene el honor de ser de las futbolistas más jóvenes de la historia en debutar en Bundesliga. Lo hizo con el equipo que le dio la oportunidad en el mundo profesional, el FFC Heike Rheine -equipo disuelto que fue el primer equipo independiente del fútbol femenino alemán-. Con 15 años y 291 días, la jugadora de Osnabrück lo hizo ante el Bayern de Múnich el 5 de septiembre de 2004. Recuerda aquel día a la perfección, aunque un poco de “azar” intervino. Cuenta que “era muy joven y quizás tuve suerte porque, en ese momento, hubo un par de jugadoras lesionadas así que me metieron dentro (de la lista). Estaba muy nerviosa, jugar con las mayores...Creo que, durante el partido, puedes decir que estaba nerviosa. Aun así, fue muy divertido: un mundo completamente nuevo para mí y solo intenté aprender lo máximo que pude”. ¿Fue titular o entró de recambio? Lisa Scholz bromea sobre el asunto y dice que “creo que entré de recambio pero no estoy segura (risas). Demasiados remates de cabeza, lo he olvidado completamente”.

Adaptación al medio

Sus compañeras Hitomi Tanaka y Aina Torres han sido sus cicerones en los pocos meses que lleva en la capital cordobesa, encargadas de acelerar el proceso de adaptación de la alemana, sobre todo, en los entrenamientos diarios. “Hablan inglés y me lo pueden explicar”, señala, a lo que añade que “la otra parte es que (las compañeras) comienzan a hacer el ejercicio y yo les miro a ellas, cómo lo hacen y puedo copiarles. A veces hay algunos malentendidos (risas) pero los entrenadores tienen paciencia conmigo y funciona”. La experiencia acumulada y las temporadas en Bundesliga de Scholz podrían hacerle tener complejo de superioridad.

Sin embargo, sucede todo lo contrario. Ariel Montenegro, a fecha de la entrevista, ha contado con la alemana como titular en los dos últimos partidos y jugando todos los minutos -el pasado fin de semana jugó también de inicio contra el Juan Grande y fue sustituida en el 71-. “El entrenador tiene muchas opciones, así que yo solo lo veo como que, si me gano mis minutos, me pondrá en la alineación o entraré de sustituta, siempre ayudaré lo máximo que pueda. Intentaré jugar el mayor número de minutos posibles pero no es como ”eh, tengo que ser titular“. Claro que quiero tener la confianza de que soy lo suficientemente buena pero es una decisión del entrenador, así que, si voy a jugar, doy mi cien por cien para intentar ayudar al equipo”. Jugadora de equipo.

Más allá de jugar al fútbol, Lisa Scholz busca en su aventura española un sentido vital y aún más experiencias que cargar en la mochila. “Cuando voy a otro país, quiero convertirme en una mejor versión de mí misma. Quiero aprender de la gente de allí y formarme en su idioma”, confiesa. Uno de sus objetivos en el Córdoba Femenino, además, es poder ayudar a las categorías más inferiores del club dada su experiencia. La germana expresa que “ya que llevo mucho tiempo jugando a fútbol, estaría encantada de poder ayudar a los más jóvenes de aquí para que mejoren en cada entrenamiento, en cada partido; si tienen preguntas en las que pueda ayudar con mi experiencia durante los años, estaría genial”.

Trabajar y jugar para poder ganar

A nadie se le escapa que, a pesar de la explosión del fútbol femenino en Europa en los últimos años, sobre todo en España, todavía no se ha llegado a un escenario ideal. De hecho, dista mucho de esa situación. En Alemania, sin salario mínimo para futbolistas, solo las de equipos como Wolfsburgo o Bayern Múnich se pueden permitir dedicarse solo al fútbol. Lisa Scholz, por su parte, cursó estudios universitarios relacionados con la sanidad y tuvo que compaginar durante muchos años su trabajo con el deporte. “Estuve trabajando en Bremen en un hospital. Todo era compaginado al fútbol. Era salir del trabajo y tenía entrenamiento por la tarde a las 7-7:30”, comenta.

Su periplo en tierras cordobesas, en su caso, es el primero que le permite dedicarse solo a la faceta futbolística. “Esta vez es la primera vez que experimento que solo me concentre en el fútbol, hay una enorme diferencia. Puedes concentrarte en tu comida, tu ejercicio, tu entrenamiento o incluso tu recuperación (de lesiones), mucho mejor que si tuvieras un trabajo. Espero, y creo que va a pasar, estamos todos esperándolo durante mucho tiempo hasta ahora. Llevo mucho tiempo jugando al fútbol y este es el primer año que experimento fútbol profesional real sin un trabajo”. No es equidad salarial. No es cobrar lo que cobran otros. “No necesito ganar millones de dólares o euros pero al menos quiero hacer de él mi trabajo principal”, afirma tajante Scholz.

El Werder Bremen, un equipo donde es considerada como una leyenda, se encuentra noveno -de 12 equipos- en la Bundesliga femenina. Cuando se marchó en busca de nuevas experiencias, el club puso por las nubes a Scholz, a quien guardan un gran cariño tras sus 11 años de servicio al cuadro werderaner. Ella espera que su equipo consiga la permanencia y no descarta volver en un futuro. “Espero que puedan permanecer en la liga. No sé lo que pasará en el futuro, por supuesto que es mi familia, así que si jugué 11 años en un equipo, se transforma en mi familia. No sé si volveré o no”, explica. Incluso después de haberse marchado, el club alemán ha seguido manteniendo contacto con la jugadora, entrevistándola incluso para la web del club.

“No sé si es normal pero este club es muy familiar. A todas las jugadoras las tratan bien. Once años son mucho tiempo, no sé si es normal, pero me encanta. El club tuvo una gran influencia en mí y creo que es recíproco. Todavía mantengo el contacto con la entrenadora y con la directiva”, expresa. Sin embargo, la nostalgia no le nubla la visión y tiene claro para quién corta balones y maneja el centro del campo. “Ahora mismo estoy aquí, ahora solo es el Córdoba para mí”. Desde Miralbaida a Alemania, con amor.

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