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Que 40 años no es nada...

Jugadores que se proclamaron campeones de Andalucía juveniles en 1978, reunidos 40 años después.

Paco Merino

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Dice el tango de Gardel que 20 años no es nada. Depende de para qué. Porque si hablamos de amor -y, en efecto, de eso exactamente hablamos-, veinte años dan para mucho. Y 40, para más. Hubo frentes marchitas, sienes plateadas por el tiempo y el sentimiento compartido de que es un soplo la vida. El paso del calendario lo cambia casi todo, pero no puede con los vínculos indestructibles que se pueden crear en un grupo de adolescentes que consiguen una hazaña deportiva. Ellos lo hicieron. Y alrededor de una mesa lo recordaron, contándose las anécdotas de aquellos días y emocionándose como si fuera la primera vez que las escuchan.

Estuvieron todos, porque los ausentes cobran vida cuando se les nombra, para rememorar entre copas -los trofeos se quedan para las vitrinas- aquellos días de 1978 en los que el Juventud, un club emergente en Córdoba, bailó con alpargatas en las moquetas de los más poderosos. Fueron campeones de Andalucía en juveniles y junior, acudiendo a los Campeonatos de España. Aquella generación de chicos, nacidos en 1959 y 1960, nutrió durante los años posteriores a un club que durante décadas marcó el ritmo de este deporte en la provincia.

En el pabellón Fernando Portillo de Cádiz, el Juventud de Córdoba conquistó el domingo 23 de abril de 1978 el Campeonato de Andalucía de baloncesto juvenil. Una gesta a la que el tiempo, como siempre sucede, ha dado valor. En los cuarenta años posteriores sobran dedos de la mano para encontrar a quienes lograron emular el éxito deportivo de aquella generación. Vencieron en la final por 74-67 a La Salle de Melilla. Eso les valió el pase a la fase nacional, en la que compitieron entre los ocho mejores del país. Quedaron séptimos, tras doblegar al Askatuak de San Sebastián y caer antes ante el FC Barcelona, el Maristas de Bilbao y el Estudiantes de Madrid. Allí estuvieron, sin tatuajes ni zapatillas con cámara de aire, un grupo de chavales a los que el baloncesto unió para siempre. En la imagen aparecen brindando en la actualidad Rafa Melero, Manolo Salmoral, Alfredito García, Alberto Montávez, Antonio Mármol, Manolo Acosta, Santi López y Ángel Tripiana.

Los mayores de la cantera del Juventud también tuvieron su ración de gloria. El equipo junior, entrenado por el añorado Abilio Antolín, tenía en sus filas a jugadores que después marcaron una época en el panorama local como Juanjo González, Pepe Alevín Fernández, José Manosalvas, Pedro Rentero o Manolo García. Dominaron en Andalucía y terminaron octavos en el Nacional, disputado en Mahón y en el que se enfrentaron al Juventud Alcalá, FC Barcelona y Patronato de Bilbao. El jefe de todo aquello era el presidente, Andrés López, una referencia de importancia capital para entender el deporte cordobés.

El basket sigue siendo un pilar vital para todos ellos. Algunos transmitieron su pasión por vía genética a sus hijos, que terminaron en las canchas como un suceso natural. Algunos no se rinden jamás. Ángel Tripiana es ahora entrenador en las categorías formativas del Colegio Virgen del Carmen, uno de los templos sagrados de este deporte en la capital. Los equipos del colegio visten camisetas diseñadas por los hijos de Quique Garrido El Grande, que fue entrenador de aquel gran equipo juvenil del 78 y que falleció hace unos años. Todos, de uno u otro modo, siguen atados por cadenas invisibles.

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