Sumar y no dividir
Hemos leído con sorpresa un artículo publicado por Cordopolis y firmado por el señor Pablo Rabasco bajo el titular 48+2 y en el que trazaba un análisis del arte público de la ciudad de Córdoba. En el texto, Rabasco aludía a dos escultores del grupo Córdoba Contemporánea, José Manuel Belmonte y José María Serrano, sugiriendo interpretaciones sobre obras suyas como “La regadora”, de Belmonte, o “Vientos de cambio”, de Serrano, que son ya patrimonio de la ciudad, apreciadas por miles de personas y que en ningún caso tienen las connotaciones que él les atribuye desde una posición que entendemos como superficial y cargada de prejuicios.
Comprendemos que la obra de cualquier artista está sujeta al debate público y que en torno al arte, como en todas las parcelas de la vida, existen sensibilidades diversas. Que eso sea así no significa sin embargo que se deba menospreciar ni connotar de forma burda la obra de ningún artista, algo que ya ocurrió en el pasado con capítulos muy oscuros en los que algunos creadores que hoy forman parte de nuestro grupo padecieron el acoso personal y el insulto. El propio articulista escribe a menudo sobre la ciudad y su futuro y difícilmente podrá avanzar Córdoba si no es desde la crítica respetuosa que debe caracterizar al contexto democrático y la apuesta por el diálogo entre esas diferentes sensibilidades y posicionamientos.
En su artículo, también diferencia entre las obra públicas y los artistas que le gustan y las que no le gustan, algo legítimo. Lo que no entendemos como procedente es que se pase al desprecio público con lo que no es del agrado de uno, pues de ahí nace el sectarismo, siempre deplorable. Debe entender el señor Rabasco que lo que a él le parece interesante a otras personas les puede resultar una ocurrencia de moderado atractivo y dudosa pertinencia, algo que se constata a menudo por el bajo interés que despiertan en la sociedad algunas propuestas, y no por ello se utilizan tribunas de ningún otro tipo para señalar a artistas con nombre y apellidos bajo interpretaciones capciosas ni para avivar confrontaciones que a nada conducen.
Concluimos señalando que luchar por la ciudad que cada cual queremos es lícito, pero también recordando que nadie podrá tenerla su gusto completo, ajustada a la peligrosa pureza de su idea, gusto o utopía, salvo que se anule la forma de sentir y de vivir de todas esas personas que tienen formas diferentes de ver las cosas. Al final estamos hablando de la democracia misma y por eso consideramos que es necesario sosegar el debate, seguir ampliando la apuesta por la pluralidad y mantener siempre el respeto mutuo. Confiamos de hecho en que esta sea el camino a seguir para que entre todos podamos avanzar construyendo una ciudad cultural en la que los aficionados al arte puedan disfrutar de espacios y propuestas diversas y con un equilibrio de presupuesto público razonable hacia todas las tendencias y estilos.
Le recordamos por último al señor Rabasco que la ciudad se construye sumando. No dividiendo en trincheras artificiosas y maniqueas.
Firmado por el Grupo Córdoba Contemporánea: Francisco Arroyo Ceballos, José Manuel Belmonte, Manuel Castillero, Rafael Cervantes, Francisco Escalera, José Luis Muñoz, María José Ruiz, Félix Ruiz Cardador, Pepe Puntas, José María Serrano y Francisco Vera Muñoz
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