Tras el rastro de las obras perdidas de Julio Romero de Torres
La vuelta a España, un siglo después, del cuadro Adela Carbone, La Tanagra de Julio Romero de Torres, ha supuesto un nuevo hito en la historia de este pintor a contracorriente y universal, de cuyo nacimiento se cumple este año el 150 aniversario. El proceso de adquisición por un particular de la obra, que además ha sido restaurada, ha arrojado un poco más de luz al patrimonio de un artista muy prolífico, del que buena parte de su obra sigue todavía en paradero desconocido.
¿De cuántas obras perdidas estamos hablando? Es difícil de cuantificar. Es un número que ni siquiera se atreve a concretar la que probablemente es la mayor experta en Romero de Torres, Mercedes Valverde. “En la Fototeca del Museo Romero de Torres puedo decirte que más de cien obras todavía no he llegado yo a su conocimiento directo. Es decir, no he palpado el cuadro, sino que las conozco por referencias de periódicos, de revistas de la época y de las fotografías del Archivo Moreno”, relata Valverde a este periódico.
Este archivo muestra en su versión online un total de 297 resultados si uno hace una búsqueda con el nombre del pintor cordobés. Y probablemente, se queda muy corto. La producción de Romero de Torres muy probablemente superó los 600 cuadros, una buena parte de ellos hechos por encargo: retratos de aristócratas o figuras de la alta sociedad española y extranjera.
“Hay obras que todavía ni se han visto. Porque, a partir de 1922, Romero de Torres mandaba cuadros a América. No sólo a Argentina, sino a países como Chile, Paraguay, Uruguay… Es que llegó a hacer exposiciones en Cuba”, cuenta Valverde, que detalla que la mayoría de las veces esas obras se quedaban allí porque las adquirían coleccionistas.
Además, en estos años, la Galería Witcomb de Buenos Aires se convirtió en sus marchantes en Hispanoamérica. Y ellos se encargan, según cuenta esta experta, hasta de indicarle al artista cordobés de cómo tiene que pintar los cuadros. La relación de Witcomb-Romero de Torres sigue incluso tras la muerte del artista, que tuvo más éxito en América Latina que la Europa que empezaba a estar totalmente entregada a las nuevas vanguardias artísticas.
No obstante, Valverde apunta que obras como La Tanagra, de gran formato y que aporten una mirada personal, no quedan tantas fuera de España. “Hay algunas que todavía no han vuelto, pero, de gran formato, están prácticamente ya todas”, apunta Valverde, que destaca la importancia de que el Ayuntamiento de Córdoba vaya ahora a adquirir y restaurar el cuadro La Rivalidad.
La compra de La Gracia
Se trata, según detalla, de un lienzo que está en muy mal estado de conservación y que necesita una restauración profunda. No obstante, considera que será “una gran adquisición” para la ciudad de Córdoba. Lo dice quien marcó un hito en este sentido cuando convenció en el año 2000 a la entonces alcaldesa, Rosa Aguilar, para que el Ayuntamiento comprara La Gracia.
Ella misma se había pagado el viaje a Miami para ver el cuadro, estudiar cómo había llegado allí. Se intentó adquirir por vía directa, pero finalmente se compró a través de una subasta en la casa Sotheby’s. El Ayuntamiento desembolsó entonces 100 millones de pesetas, que hoy equivaldría a casi un millón de euros. “Con aquella compra se estableció una política de adquisición de obra que no se había hecho nunca en el ayuntamiento”, remata Valverde, que pudo ver, por fin, el díptico El pecado y La Gracia, ya que Romero de Torres siempre las imagino juntas.
En estos casi 25 años, no pocas obras del pintor han aparecido en subastas y han dado campanazos. El más fuerte, el de La Fuensanta, que sigue ostentando el título de la obra más cara subastada del pintor, que alcanzó los 1,2 millones de euros en 2007, que la propia Mercedes Valverde certificó en un salón de Buenos Aires y que hoy nadie sabe a ciencia cierta dónde se encuentra.
Por eso, aunque esquiva la pregunta un par de veces, finalmente Valverde se lanza y habla de dos cuadros perdidos de Julio Romero de Torres que le encantaría que volvieran a Córdoba.
“Hay un cuadro en Chile que se llama En la guitarra. Es un cuadro bellísimo y todavía está por ahí, por el mundo. Y también se nos escapó una obra muy importante, Retrato de Teresa de la Cruz, que es un retrato de Theresa Wilms Mont, una literata chilena maravillosa. Ese también salió a subasta en Madrid y se nos escapó. Y ese cuadro es interesante por su asociación con toda esa poesía de los años 20 y porque esta mujer se suicidó con 26 años. Ese hubiera sido fantástico tenerlo en el museo”, dice Valverde.
La experta, que, según contó en una entrevista llegó a conocer a Julio Romero de Torres cuando era niña, no descarta aún que se produzca el milagro. Lo dice quien ha dedicado buena parte de su vida a desentrañar el misterio en torno al pintor de la mujer cordobesa, cuya mirada acabó siendo universal: “Me han llamado de todas partes del mundo. Raro es el mes que no me mandan algún cuadro para estudiar”.
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