La radical anticultura de la existencia de Martín Portales
El poeta presenta en el ciclo Letras Capitales su nuevo libro 'Patio interior', galardonado con el Premio de Poesía Gabriel Celaya
José Manuel Martín Portales comenzó a escribir cuando se dio cuenta de que le iban a robar la existencia. Tendría unos 13 ó 14 años y se afanbaba en su casa, de un barrio obrero de Córdoba, por abrir ventanas con sus primeros poemas, convencido de que ese momento histórico le iba a impedir vivir su propia vida.
“Buena parte de mi poesía versa sobre ese tema. ¿Qué es la existencia? Mi último libro, como el resto, también”, señaló anoche en ciclo Letras Capitales, en la presentación de Patio interior, su trabajo más reciente, galardonado con el Premio de Poesía Gabriel Celaya. “Este libro es un testimonio, como todos los demás, de mi incapacidad de asumir que este mundo es como es. No se por qué, pero no lo entiendo. Sin duda, tengo un problema grave”, reconoció.
Un ejemplo de no entender ciertas cosas y ver claras contradicciones lo expresó Martín Portales al comienzo de su charla, cuando se vio en medio del típico acto cultural que lo más íntimo de su ser rechaza. La cultura es para él una suerte de máquina clasificadora y normativa que cercena la libertad de la existencia. Y si la existencia es poesía, la cultura termina limitándola. Pues bien, ayer, la poesía, su propia poesía, estaba encajada en las cuatro paredes del salón de presentacion de una delegación de la Junta de Andalucía. Pero no de una delegación cualquiera, sino de la de Cultura...
“Este tipo de cosas me generan un profundo problema moral porque creo que la poesía es profundamente anticultural. En realidad está todo muy revuelto y todo medido con un pensamiento dominante. Por eso me siento tan incómodo aquí”, afirmó. Para Martín Portales, “el ataque al ego” que suponen presentaciones de libros en los que el autor ha de explicar, más allá de su literatura, su propia literatura “es algo de lo que me tengo que defender porque no tiene nada que ver con la exsistencia”. Y para él, la existencia sí que es poesía.
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