Poemas directos a una llaga
Una abarrotada Casa Góngora acoge un homenaje póstumo al poeta Carlos Rivera Ruiz, uno de los socios fundadores del Ateneo de Córdoba
“Y el entrañable terruño que tal vez nunca pueda volver a visitar, mi aldea de La Coronada.
El día que la luz me de su mano,
mi espiga, en el adiós a su verano,
elegirá el amor que profundiza.
Bajo la tierra dormiré liviano
y será tu recuerdo mi ceniza.“
Carlos Rivera se despedía de esta manera, con un poema inédito, desde su muro de Facebook el pasado verano. En agosto moría, uno de los fundadores del Ateneo de Córdoba, y sus amigos lo lloraban, en sus casas y también en esta red social en la que Carlos se hizo tan prolífico. Pero faltaba una despedida más, en Cosmpoética, a la que tanto dio y que tanto quiso.
En una abarrotada Casa Góngora, en la calle Cabezas, Federico Abad, Juana Castro, Mercedes Castro, Manuel Gahete, Rafael Mir Jordano y Pilar Sanabria leyeron parte de su obra, verbos y poemas que iban directos a una llaga, en la herida que todavía no ha cicatrizado.
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