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Pedro Guerra: “Es un despropósito lo que estamos viviendo”

El cantante Pedro Guerra

Juan Velasco

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Pedro Guerra (Güímar, Tenerife, 1966) parece haber perdido el acento canario tras 25 años viviendo en Madrid, aunque no el sentido elástico del tiempo que hace famoso al archipiélago. Su mujer, María, hace de puente entre Cordópolis y el músico, que el viernes arranca en la Sala Golden una pequeña gira que recupera el espíritu de La Palabra en el Aire (2003), aquel disco en el que musicalizó poemas de Ángel González, a quien dedica este tour cuando se cumplen diez años de su fallecimiento.

González falleció antes que la crisis económica llegara a España y arrasara prácticamente con todo, cómo recordará el cantante canario, que no evita el contenido político de la entrevista. Aunque siempre desde la reflexión pausada. No en vano, Guerra es hijo de político -el primer presidente canario-, por lo que no extraña que su salida para algunos de los problemas del país pase por una solución política.

Mientras ésta llega, Guerra sigue cantando, componiendo y celebrando la música, a la que le ha dedicado más de 3 décadas y la que le ha permitido colaborar con algunos de los mejores artistas de España y el mundo -Silvio Rodríguez, Aute, Sabina, Fito Páez, Javier Ruibal, Julieta Venegas o Cesária Évora, entre muchos otros-. También anda recuperando parte de su legado, como su primer disco, que está a punto de ser reeditado.

PREGUNTA. Arrancamos en Córdoba una pequeña gira. ¿Por algo en especial?

RESPUESTA. En realidad, ya tuvimos un previo en el Festival de Poesía de Bilbao, pero la parte que corresponde a salas sí es verdad que arranca en Córdoba. Y la razón es porque tenemos mucha afinidad con la ciudad y con la sala Golden, en la que ya hemos trabajado. Y, para este tipo de giras, es a ellos de los primeros a los que solemos llamar.

P. Cuénteme un poco sobre este formato.

R. Este proyecto de La palabra en el aire tiene que ver con que en enero se cumplieron 10 años del fallecimiento de Ángel González. La Palabra en el aire es un trabajo que estaba agotado. Se hizo una edición en su momento, se agotó y no se ha vuelto a editar. Y después de mucho tiempo peleando para conseguir la reedición, pues finalmente va a ser posible. Así que, coincidiendo con el décimo aniversario de la muerte de Ángel, vamos a tener una reedición que va a estar disponible sobre todo en las plataformas digitales.

P. Y además, una gira.

R. Si. En realidad éste es un proyecto puente. Ahora mismo estoy inmerso en la reedición de mi primer disco, Golosinas, que saldrá en septiembre, y yo voy a hacer una gira cantando ese repertorio. Entonces, en un puente entre lo anterior y Golosinas, decidimos hacer un homenaje a Ángel, celebrar la reedición, y pensamos en hacer una mini gira pequeña y en sitios pequeños. Porque vamos a hacer básicamente salas y un par de festivales de poesía. Yo voy solo con la guitarra y canto canciones de La Palabra en el aire, y después completo el repertorio con canciones mías.

P. ¿No recuperas nuevos versos de González?

R. No. En realidad es un disco más o menos extenso. Estoy cantando 11 canciones, que es un material bastante amplio.

P. Cuando salió este disco, hace 15 años, salió como Libro-Disco, ¿verdad?

R. Sí.

P. Estábamos en las puertas de la revolución digital en todas las capas editoriales. ¿Le sigue interesando el formato de Libro-Disco?

R. A ver, de hecho la reedición que se va a hacer ahora ya no es un libro disco, sino que recupera exclusivamente la parte de audio. Porque, para subir a iTunes y Spotify solo se sube el CD. También es verdad que creo que el libro-disco es una cosa más de coleccionista. Nosotros hemos buscado que se pueda reeditar la parte de audio. Aunque, si es verdad que, en aquella época, la explosión digital todavía no se había dado, y recuerdo que este disco formó parte de una colección amplia de libro-discos que funcionaba muy bien en aquella época (La editó El Europeo), y que puso durante un tiempo de moda el libro-disco.

P. ¿Usted es melómano? ¿le gusta la edición física?

R. Yo no me cierro a nada. Ni dejo de trabajar nada. A mi me siguen gustando los Cds, pero por otro lado trabajo mucho con Spotify, con el iTunes, y tengo mis listas de reproducción. Pero sí es verdad que sigo encontrando placer en eso de coger un Cd, meterlo en el reproductor, en el coche, y escucharlo... Aunque no me quedo colgado ni de las cosas antiguas, ni me cierro a las nuevas. Sigo teniendo una colección de Cds muy grande, pero sí es verdad que tengo mucha música digitalizada.

P. Y cómo llevas esto de las redes sociales, que se han vuelto indispensables para hacer carrera, o mantenerla, en la música.

R. Pues en la misma línea. Tengo cuentas personales en Instagram, Twitter, Facebook. Y bueno, es importante. Creo que sí, que son necesarias. Que se pueden hacer muchas cosas, que es una manera de llegar a la gente. Y que tienen sus pros y sus contras. Facebook, por ejemplo, nos conecta mucho con Latinoamérica. De todas las redes sociales, la que más me está gustando últimamente es Instagram, creo que es una red más centrada en lo que nos interesa, que es promocionar nuestros conciertos.

P. ¿Y los contras?

R. Pues dan pie a muchas cosas que me interesan menos. Estas cosas de los linchamientos, que al final todo el mundo opina, y la gente no se toma tiempo de contrastar las informaciones. Y todo esto me parece espantoso.

P. Esta cara b de las redes, que también hace que haya tuiteros a los que le caigan sentencias, o a raperos, ¿qué le parece a Pedro Guerra?

R. Yo creo que eso es una barbaridad. La cárcel no está para llenarla de gente que lo único que hace es dar su opinión. Yo puedo estar a favor o en contra. Su opinión me puede parecer una barbaridad, o no. Pero creo que estamos asistiendo a un recorte de la libertad de expresión tremendo en todos los ámbitos. Ahora he leído que a Alberto San Juan le piden la retirada de una obra... Hay raperos condenados a la cárcel… Que uno manifiesta su opinión no es censurable, aunque a alguien le pudiera parecer que esa opinión es una barbaridad. Pero es una opinión, no es un acto de terrorismo, no es un acto de agresión. Es simplemente alguien que manifiesta su opinión. Y es una barbaridad que además sólo está funcionando en un sentido.

P. ¿A qué se refiere?

R. Pues me refiero a que... De repente el otro día leí que un juez había absuelto a unos neonazis porque parecía que no se podía juzgar ni considerar delito la opinión. Y me parece genial. Pero entonces eso hay que aplicarlo a todos. Y creo que hay gente que comete delitos mucho más graves que son juzgados y que no están en la cárcel. Por opinar no se puede condenar a nadie.

P. No digamos por hacer humor.

R. Desde luego. Tampoco. El humor, en definitiva, es ficción, es una broma. Y a ti te puede parecer de mal gusto. Perfecto. Pero eso no puede ser en ningún caso objeto de cárcel.

P. Quizá eso sea lo más llamativo, pero a mi lo que más me preocupa es la autocensura, esa gente que, tras ver estos casos, siente temor a expresarse. ¿Cómo creador, alguna vez te has enfrentado a la autocensura?

R. Probablemente. No lo sé. Mi manera de expresión o de contar no se mueve tan al límite. Pero la autocensura es una realidad. Por ejemplo, están los linchamientos en Twitter. Es verdad que cuando linchan a alguien en Twitter, lo que genera en los demás es temor a ser linchados. Y eso también es terrible. Y esto está a la orden del día. Se ha creado una especie de patio de vecinos donde uno siente que te pueden juzgar en cualquier momento y por cualquier cosa. Siempre va a haber alguien que se va a sentir ofendido, o alguien que, amparado en el anonimato, te va a insultar. Y eso genera una precaución, porque a nadie le apetece ser linchado de esa manera.

P. Pedro, tú llegaste hace 25 años a Madrid, en medio de otra crisis económica. ¿Cómo has vivido ambos momentos?

R. Hombre, aquella no fue tan dura como esta otra. La recuerdo difícil. Nosotros teníamos un grupo, el Taller Canario. Empezaron a llamarnos menos, y eso hizo que tuviéramos que trabajar con carácter individual, en sitios pequeños, para intentar llegar a fin de mes. Lo bueno es que me hizo encontrarme conmigo y con mi guitarra de nuevo, y de ahí surgieron cosas muy hermosas. En cualquier caso, fue infinitamente más suave que la que hemos vivido en 2008 y, todavía hoy, que vivimos un momento más suave, pero sin tirar cohetes, porque siguen estando ahí los recortes, los desahucios… Pero sí es cierto que en el lado de la música pareciera que hay un pequeño resurgir.

P. ¿Se ha notado ya la bajada del IVA, que hace 9 meses que entró en vigor para los conciertos?

R. Yo la verdad que en estos últimos meses terminé el trabajo anterior y he empezado con el nuevo y no he estado en el día a día. Pero claro que se debe estar notando. La bajada del IVA permite que las cuentas, en definitiva, cuadren mejor, aunque sea solamente para los conciertos. Y yo creo que debería bajar en todos los terrenos, sino es que es muy difícil trabajar así.

P. A nivel general, creo que hay dos canciones tuyas que son buena metáfora de la España actual. La primera es aquello de que el tiempo lo cura todo, pero no del todo. No se si se le puede dar la vuelta y se podría decir que, visto lo visto, el tiempo lo oscurece todo, pero no del todo. Que, a pesar de todo, hay un poco de ilusión.

R. Sí. Yo también pienso que lo que hubo en 2008 nos pilló tan de sorpresa que hemos vivido durante unos años en una sociedad deprimida. Y ahora se ve un poco más de movimiento. Pero la cosa sigue estando igualmente mal. Y en el terreno de los recortes de libertades civiles, sociales y de censura, es un despropósito lo que estamos viviendo. Pero, por otro lado, se respira un poquito mejor. Pero enfatizando lo de un poquito, por respeto a la gente que todavía lo está pasando muy mal.

P. Claro. Eso entronca con la segunda canción, aquella de debajo del puente del río. Ahora hay más gente que entonces viviendo debajo del puente del río. ¿Cuánta gente tiene que vivir así para despertar contra la desigualdad?

R. Yo también me hago la pregunta. No sé qué más hace falta. Supongo que hace falta que haya intención política de meter mano a esos asuntos. La gente toma las calles, mira los pensionistas. Salen nuestros padres y nuestros abuelos a las calles a pedirlo. Pero supongo que tiene que haber una intención en los políticos de querer solucionar todo esto.

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