La industria del lujo en Al Ándalus: ¿Hubo un taller de cristal de roca en Medina Azahara?
En la época de mayor esplendor de la Córdoba de Al Ándalus no hubo mayor símbolo del lujo que la ciudad palatina de Medina Azahara, en en árabe Madinat al-Zahra, “la ciudad brillante”, un emplazamiento que se ideó para dejar boquiabierto a todo aquel que la contemplara, y a partir del cual se articuló una industria de artesanía sin parangón en la época.
De aquellos oficios y filigrana, pensados para satisfacer los harenes, se encargaron joyeros y artesanos, muchas veces llegados de otros emplazamientos, y que convirtieron a la Córdoba de la época en un productor inigualable de orfebrería. En 2019, tras más de 20 años investigando, los arqueólogos Fernando Valdés y Ana Zamorano, dieron con un hallazgo que sitúa en la Córdoba andalusí un taller de cristal de roca, uno de los minerales más puros que existe (y también de los más raros de encontrar).
¿Qué es el cristal de roca y por qué es tan raro? El arqueólogo Alex Martín explica que, en la época medieval, eran piezas muy cotizadas al ser consideradas prácticamente un lujo (debido al coste del propio material y a la dificultad de su fabricación). Estas piezas fueron uno de los sellos de identidad de las manufacturas del califato fatimí y acabaron en su mayoría reutilizadas como relicarios, en poder de distintas iglesias, catedrales o templos cristianos ya que, con el avance de los reinos del norte, algunas de estas piezas se vendieron o se cogieron en Al Ándalus como botín de guerra.
Antes de la investigación de Valdés y Zamorano, recogida en el documento Madinat Al-Zahra y la cronología de los cristales de roca egipcios conservados en España, se pensaba que las cuarenta piezas de este material que se conservan en España eran origen egipcio, y estaban fechadas entre los siglos IX y XII. Sin embargo, la aparición en Medina Azahara de parte de una tapadera de este material y, especialmente, de trozos cristal de roca en bruto, llevó a los investigadores a reconsiderar las teorías tradicionales y a proponer la existencia de un taller en Madinat al-Zahra, que quizás no llegó a consolidarse.
Fernando Valdés relata a Cordópolis que este tipo de pieza es muy apreciada, si bien, a pesar de ello, hay “una discusión muy antigua respecto al origen”, dado que la mayoría apunta a Egipto como el lugar donde fueron talladas, haciendo esta trazabilidad en base a registros documentales. El misterio en torno a ellas es atractivo para dos tipos de investigadores: los que estudian el origen del ajedrez (pues el ajedrez de San Rosendo, uno de los más antiguos que se conservan, es de este material) y los que estudian el arte islámico.
El material más duro tras el diamante
En ambos casos, las investigaciones siempre llegaban a un punto muerto a la hora de plantear la hipótesis de si en Al Ándalus se pudo llegar a fabricar este tipo de orfebrería. “El cristal de roca es uno de los materiales más duros que hay tras el diamante. Esas piezas se crearon, en un primer momento, para clientes en harenes, regalos a mujeres. Ya era muy cara la materia prima, y muy rara de conseguir y muy compleja su manufactura”, señala Valdés, que considera que “con toda probabilidad, en Al Ándalus se produjeron algunas de las piezas que se conservan en España”.
Eso se deduce de la aparición de material de cristal de roca sin tallar en una excavación en la ciudad palatina, donde, en una alcantarilla bajo el subsuelo de un conjunto llamado Casa de Ya’far, encontraron una tapadera de cristal de roca. “La tapadera ya estaba en Madinat al-Zahra’ en 964, lo que le otorga una datación relativa más antigua y más exacta que a los demás objetos de su género conservados en España”, asegura el trabajo publicado por Zamorano y Valdés.
A esta tapadera se une la aparición de fragmentos de cristal de roca sin pulir, lo que, según los expertos, “obliga a suponer que estos fragmentos formaban parte de un lote de materia prima llevado allí y, como consecuencia, proponer la hipotética producción de objetos de este tipo –frascos, botellas, etc.– en los talleres de la ciudad palatina”.
“El hecho no puede parecer extraño a pesar de la ausencia de una tradición previa –ni preandalusí, ni andalusí– en la manufactura de cristal de roca. Sabemos de la llegada de artesanos especializados a Samarra’ (Iraq), en el momento de su fundación por el califa ‘abbasí al-Mu’tasim (835)117 y suponemos que los califas omeyas de Occidente actuaron de idéntica forma al edificar Madinat al-Zahra’”, recuerdan los autores del estudio.
La mina de cristal de Ammaia (Portugal)
Valdés vincula este hallazgo con una crónica del autor magrebí Al-Himyari, quien tiene una obra recopilatoria sobre Al Ándalus en la que habla de un lugar cerca de Badajoz del que se extrae cristal de roca. Para el investigador, este lugar ha de ser Ammaia, una ciudad fundada por los romanos en Portugal y que cuenta con la Mina del cristal, de donde salía cristal de roca.
Cabe entender, por tanto, que al igual que en el Califato de Córdoba se hizo traer a artesanos para manufacturar piezas de marfil (algunas de las más importantes del mundo), se hiciera lo mismo con el cristal de roca. Valdés así lo entiende tras veinte años de investigaciones: “En algún momento hubo un taller que produjo piezas de cristal de roca, aunque probablemente lo hizo durante poco tiempo”, concluye el experto.
Las tesis de Valdés y Zamorano han encontrado un respaldo hace poco gracias a un mediático descubrimiento: el tesoro de la Amarguilla. El botín fue expuesto a los medios de comunicación: un total 623 piezas, 98 de ellas de oro, plata y plata sobredorada, cuatro cuentas cilíndricas de coral rosa, 31 cuentas cilíndricas de pasta de vidrio, 476 aljófares (perlas irregulares) y 14 cuentas de piedras duras (cuarzo y cristal de roca).
Valdés ha podido estudiar las piezas halladas en el tesoro que, a pesar de su pequeño tamaño, vienen a confirmar la hipótesis de que en Al Ándalus había cristal de roca. “Cuando aparecieron en la excavación era la primera vez que aparecía una pieza en un contexto arqueológico bien determinado”, recuerda este experto.
Valdés, de nuevo, recurre a los marfiles para ilustrar la más que probable pequeña industria del cristal de roca en Al Andalus. “Los marfiles de Córdoba son unos de los productos de marketing más extraordinarios de la artesanía en la historia de la humanidad. Son tan buenos que son inconfundibles”, señala este experto, que recuerda que, todavía hoy, más de mil años después, Córdoba sigue siendo una potencia en el mundo de la joyería.
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