¿Algo que hacer en Nochebuena y Navidad además de comer con tu cuñado?
Son fechas de paz, amor y compromisos. Muchos compromisos familiares y sociales. La mayoría anda ya con el botón del pantalón desabrochado por la quinta cena de empresa o con amigos o con los primos de turno. Esta misma noche os espera un nuevo asalto en el ring del mantecado. Y mañana otro en un tatami de mazapán. Si empezáis a ver a vuestro cuñado con ojos vidriosos y mirada atontada, no lo dudéis: es hora de salir a la calle. ¿Pero qué hacer este fin de semana para huir de las piernas de cordero en salsa o los pavos al horno que os persiguen hasta en sueños?
Tampoco os vamos a engañar; fácil, fácil no lo tenéis. El panorama cultural y la agenda de actividades para el 24 y el 25 parece entrar en un bucle melancólico que rescata eventos de las semanas pasadas. Si tenéis niños pequeños y un encefalograma aplanado por los últimos gin tonics, Chiquilandia y su carpa octogonal con 2.400 metros cuadrados decorada con ambientación navideño infantil es la respuesta a vuestras oraciones. Está integrada por una serie de atracciones infantiles (mecánicas e hinchables) desarrollando actividades complementarias como talleres, pasacalles, teatro, guiñoles, actividades deportivas y juegos populares. Con un poco de suerte, este cóctel saciará la sed de espíritu navideño y glucosa industrial de los enanos de la casa. Dirigida a niños de entre 2 y 12 años.
Para los que seáis un poco más mayores, siempre podéis daros un paseo por la Sala Hangar, donde actúa a partir de las 16:00 el grupo Versión 2.0, especializado en temas de Loquillo, Hombres G, Los Ronaldos, Tequila, El Último de la Fila, Duncan Dhu, Nacha Pop, Fito y Fitipaldis, Los Secretos, Héroes del Silencio, Leño, Platero o Los Rodriguez hasta Mando Diao o Niños mutantes. Un viaje en el tiempo para los que peináis alguna cana. Eso sí, la entrada es libre.
Si sobrevivís más o menos indemnes hasta el día 25, el panorama no mejora. Unidle al domingo la fiesta de la Navidad. Doble o triple o cuádruple festivo. Yo qué sé. Ahora proyectad esa nada a una oferta cultural y de ocio mínima que os permita bajar el bocadillo de turrón que acabáis de desayunar. Sí. Lo sé. El horror. Pero no desesperéis. Hay salida. Mirad, para no pensar demasiado e ir a algo seguro, siempre podéis asomaros por la Mezquita catedral. Es chulo recorrer el bosque de columnas esquivando turistas y guardias de seguridad. Pero es que, además, cerca del crucero cristiano todavía puede encontrarse parte de una de las exposiciones del año: la dedicada a Antonio del Castillo, máximo exponente de la pintura barroca cordobesa.
Luego os vais al Santos y devoráis una cuña de tortilla de medio metro de alto antes de atacar a la bandeja de gambas que os esperará en casa.
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