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¿Por dónde entraban los grandes ejércitos a Medina Azahara?

Pórtico de Medina Azahara | MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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Imaginen una plaza con una superficie similar a la de dos estadios de fútbol (unos 17.000 metros cuadrados) repleta de soldados en el interior de Medina Azahara en pleno siglo X. A su extremo oriental, una puerta monumental idéntica a la de la Mezquita de Córdoba de dos pisos de alto da acceso a una zona administrativa. A su extremo occidental, se abren unas colosales puertas y arcadas desde las que se vislumbra un impresionante palacio donde reside el califa. Y a lo lejos, Qurtuba. Pero, ¿cómo entraban y salían los centenares de soldados que componían la guardia pretoriana del califa y que defendían una ciudad fortificada, enorme y admirada de punta a punta del Mediterráneo?

Este martes, el Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra acogió una conferencia para dar a conocer los resultados de la tercera fase del Proyecto General de Investigación La plaza de Armas de Madinat al-Zahra (campaña 2019), desarrollada por el Instituto Arqueológico Alemán y la Universidad Autónoma de Madrid. Con un mínimo presupuesto (apenas 31.000 euros), en dos meses este equipo ha hecho importantes descubrimientos que ayudan a entender mejor un yacimiento declarado Patrimonio Mundial por la Unesco y admirado en medio mundo. Pero al que le hace falta un empujón más para conocer exactamente cómo el Califato de Córdoba podía mover de una manera ágil y rápida esos gigantescos ejércitos que salían y entraban al corazón de la ciudad palatina de Medina Azahara de manera rápida.

Y en ello están Félix Arnold (Instituto Arqueológico Alemán-DAI), Alberto Montejo (director de Medina Azara) y Alberto Canto (Universidad Autónoma de Madrid-UAM).

La tercera fase de las excavaciones en esta zona inexplorada del yacimiento ha arrojado unos resultados sorprendentes, pero aún insuficientes para comprender más cómo funcionaba la ciudad palatina, la ciudad que brillaba y que de la noche a la mañana fue arrasada por completo (se han localizado restos del incendio que acabó con el sueño del califa Abderramán III). Los arqueólogos se han centrado en los muros orientales que conectan la plaza de Armas con el edificio administrativo que apareció en 2017 y sobre el que surgen aún más preguntas que certezas (se sospecha que podía acoger a una especie de policía de la ciudad palatina).

Las excavaciones han encontrado un pórtico que se sostiene sobre tres muros y que tiene dos pisos de altura, al menos. El pórtico es algo menos monumental que el occidental, el que daba acceso a los palacios, pero aún así y tras una intensa investigación se ha descubierto que su configuración es muy similar a las puertas de la Mezquita de Córdoba que aún pueden observarse en la calle Torrijos y que son contemporáneas (sigo X).

Los arqueólogos han llegado a encontrar los clavos de unas puertas metálicas superiores, las dovelas, los adornos vegetales en mármol, restos de columnas y hasta el carbón del incendio de la propia puerta cuando fue arrasada por la invasión que provocó la destrucción absoluta de este espacio poco después de su construcción. Incluso ha aparecido una moneda de Fez acuñada en el año 998. Esta moneda, a buen seguro, era de alguno de los soldados mercenarios contratados por Almanzor. “Es la pieza más moderna del Califato de Córdoba que nos ha llegado justo para la fase que menos conocemos, la etapa final”, explicaba el profesor Alberto Canto.

El trabajo de excavación ha permitido imaginar a los arqueólogos que esa zona de Medina Azahara, esos muros, eran muy similares a los de la Mezquita de Córdoba, pero han concluido que pese a su majestuosidad no dejaban de ser unos muros más, una puerta más de las muchas que había en la ciudad (excavada hoy solo en un 10% de sus 115 hectáreas de superficie). Por eso, para futuras excavaciones han dejado el resolver la gran incógnita: por dónde entraban esos grandes ejércitos.

El director de la investigación, el alemán Félix Arnold, explicaba en su conferencia en español dónde piensa que puede encontrar la respuesta: en el sureste. Arnold cree que la inmensa plaza de Armas de Medina Azahara responde a un modelo arquitectónico ensayado ya por la dinastía abasí en la ciudad de Samarra (actual Irak) en el siglo IX. Unos cien años antes de la construcción de Medina Azahara, la dinastía abasí construyó una zona monumental similar, con una plaza de dimensiones parecidas que tenía el acceso al palacio por el oeste, la entrada a la zona administrativa al este (como ya se ha comprobado en Medina Azahara), una sala de recepción al norte (algo que también se cree que está en Córdoba) y una entrada al sureste.

La puerta perdida sería el final de una gran y ancha avenida que subiría directamente desde el sur del yacimiento y que desembocaría en la plaza de Armas donde el califa de turno pasaba revista a las tropas que tenían que defenderle. Esa puerta desembocaría, a su vez, en una rampa que facilitaría el descenso de carros y caballos hacia la enorme explanada (dos campos de fútbol) en la que podrían celebrarse desfiles y paradas militares.

El actual director de Medina Azahara, Antonio Montejo, señaló que el proyecto ha crecido tanto que necesitaría al menos otro año más de excavaciones a los previstos actualmente, con el objetivo de seguir conociendo más sobre un yacimiento del que sigue habiendo muchas preguntas.

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