Documentales y digestiones con Nixon en El Astronauta
El astronauta ofreció un almuerzo-concierto con Francisco Nixon
Estamos acostumbrados a hacer digestiones pacíficas y agradables en el sofá de nuestra casa viendo documentales de la Dos. Los ñus que son devorados por otras bestias, las gigantes grúas de las megacontrucciones o un mono Bonobo (especial predilección de mi compañero de expedición Campa) haciendo nosequé.
El miércoles no vimos documentales, estuvimos dentro de uno. El Astronauta organizó uno de sus ya míticos almuerzos-conciertos del que se extraerán imágenes para una producción videográfica que hablará del porque sí, de la gente que hace las cosas porque le apetece, de los desconocidos aunque sus obras sean grandes. Sin nombres presuntuosos del tipo…“maridaje comida y música” nos ofrecieron una tarde espectacular.
Francisco Nixon, Francisco Javier Fernández Martínez (Gijón, 1971), hace tiempo soltó amarras del Musel para embarcarse en una minigira de presentación de algún tema de su próximo disco y en la grabación de un documental junto al cineasta David Trueba.
Directo básico, de los de bares con escasa cobertura y poca luz. Una guitarra, dos micrófonos, sin setlist, el personal sentado en sus sillas a lo largo del restaurante y algunos retoños en la sala (cosas de la edad, nos hacemos mayores). El que fuera líder de Australian Blonde repasó canciones de toda su vida creativa, en español, recorriendo temas de La Costa Brava y de sus tres discos y múltiples EP en solitario.
Déjese querer por una loca, Trabajas en Inditex, Mereces toda mi atención, Erasmus borrachas, Adoro a las pijas de mi ciudad, Treinta y tres y para terminar como antiguamente, como a su compañero Sergio Algora le gustaba, con una versión de La vida sigue igual de Julio Iglesias.
Me recordó esa cercanía con la que hace muchos años, en un concierto del proyecto Desafinado del bueno de Fernando Vacas y la Diputación de Córdoba, los Australian visitaron Córdoba. Al final de todos los bises posibles con la banda retirada, recogiendo backline, Francisco atendió la última petición. I Try so Hard le gritabamos los pocos que escuchabamos el bolo. Solo con guitarra acústica sentado en el borde del escenario, recordando acordes, la tocó. Por supuesto ayer volví a pedirla, cita obligada. Desgraciadamente para mí, no hizo caso de la sugerencia, supongo que los tiempos anglófilos han terminado para Nixon.
El círculo vuelve a cerrarse en El Astronauta. Como si de un agujero negro se tratara, acumula en sus conciertos, presentaciones de libros, etc,
el universo Nixon, las orbitas de
su compañero Ricardo Vicente y los planetas hacedores de preciosos libros Bandaàparte Editores. Todo relacionado, todo distinto, cosas del Astronauta. Almuerzos-conciertos, pacharanes, risas, verduras, papel tintado, un chester, hamburguesas de atún, cuadros que decoran y baños sin cartel indicativo de género.
Así es El Astronauta, nos da de comer comida y espíritu, comunión especial.
Pablo y Maribel, Maribel y Pablo eternas gracias. Gracias por existir.
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