BOLETÍN | Autodefensa
Que un centro de creación contemporánea acoja una exposición de arte cristiano no es lo normal. Pero hasta el menos listo de los asesores de comunicación es capaz de escribir un discurso medianamente creíble que conecte el arte bizantino con las exposiciones modernas. “Todo forma parte de un mismo corpus”, te podría decir el menos hábil encantador de serpientes: mostrar lo que se hacía en contraposición a lo que se hace hoy.
Que un centro de creación contemporánea acoja un acto de empleo vinculado a una instalación militar tampoco es normal. Y quizá solo el más listo de los asesores podría disfrazarlo de una performance que refleja los tiempos de crisis bélica en los que vivimos inmersos. “El empleo se puede ver como algo performativo y los uniformes como un símbolo de la senda oscura de la civilización”, te podría decir el más hábil encantador de serpientes.
Las dos cosas han ocurrido en Córdoba. Convengamos que son anormales. La primera ocurrió hace un par de años. Y hubo críticas por parte del sector del arte y la creación contemporánea. Voces que se levantaron. Y políticos que tuvieron que defender públicamente que no pasaba nada por usar “esporádicamente” el -ahora sí, en mayúsculas- Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) para acoger exposiciones temporales.
La segunda ocurrió este lunes. Nadie, a excepción de quien firma este boletín, ha dicho nada hasta el momento. El silencio ha sido tan rotundo que es posible que “esporádicamente” se convierta en “intermitentemente”. Y que “intermitentemente” pase a ser “habitualmente” si nadie levanta la voz. El C3A, recordemos, es un centro que está en Córdoba, pero depende de Sevilla. De un Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) que está sin dirección desde hace semanas.
Por ese hueco, probablemente, se ha colado un acto que desnaturaliza totalmente el sentido de un edificio que siempre lo ha tenido francamente difícil para conectar con la ciudad, pero que más difícil lo va a tener si se empieza a convertir en un salón de actos más, de entre las decenas que hay repartidos a lo largo y ancho de la ciudad.
Otras luxes
A ver, adivinanza: ¿Qué disco publicado en los últimos días mezcla música sinfónica grabada con orquesta en vivo, coros femeninos, matices flamencos y electrónicos, canciones en varios idiomas, una colaboración de Estrella Morente y un mensaje de espiritualidad?
No, no es ese que todos estáis pensando. Hablo de Floating in the air, peace in our hands, la sinfonía por la paz creada por el músico y productor cordobés Fernando Vacas, que llegó a las plataformas unos días antes de que Lux, de Rosalía, comenzara a monopolizar la conversación cultural en España (y parte de occidente, está siendo un fenómeno global).
La grabación recoge el concierto celebrado el 20 de marzo de 2025 en el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A), en Córdoba, exactamente en el mismo espacio donde el lunes pasado hubo un acto vinculado a la Defensa. Y se hizo allí porque la anterior directora del C3A, Jimena Blázquez, quiso aceptar lo que ni en el Obispado ni en el Ayuntamiento quisieron promover: un acto por la paz.
Ahora que muchos dicen que Rosalía va a poner de moda los arreglos clásicos, es buen momento para recomendar desde este boletín este trabajo que tiene tantas cosas en común con Lux. Hecho desde la total independencia, eso sí, sin un multinacional que lo coloque en todos los timeline de España.
Quizá el error de Fernando fue no llamar a Rosalía para que participara en el proyecto*. No hubiera sido la primera vez: Cuando Los Ángeles, el primer disco de Rosalía, apenas llevaba unos meses en la calle, Vacas la fichó para que pusiera voz a Un largo viaje, que funcionó como single de adelanto de la edición final de su ópera flamenca, A través de la luz.
*Fe de erratas: Fernando Vacas me comunica que sí que invitó a Rosalía a participar en el proyecto. Que la cantante tiene toda la información del mismo desde hace dos años pero que desechó participar porque estaba centrada en su nuevo disco.
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