Un bautizo en San Miguel, una calle para Chaves Nogales y el “hombre que necesitaba España”
Pilar Chaves va a cumplir 98 años. Nació en Córdoba, en 1920. Este martes se enteró de que fue bautizada en San Miguel. Su padre es Manuel Chaves Nogales, el “hombre que ahora necesitaba España”, según Arturo Pérez Reverte. Chaves Nogales era entonces redactor jefe de La Voz de Córdoba, un naciente diario republicano. “Fue el mejor periodista español del siglo XX”, sentenció Pérez Reverte. “Larra el del siglo XIX”, apostilló.
Pilar Chaves nació en Córdoba. 19 años después vio a su padre por última vez en París, justo cuando la Alemania nazi invadía Francia. Ese día, por la ventana, lo vio marchar “con una maleta y su gabardina”. Cuatro años después, Chaves Nogales, “el mejor periodista español del siglo XX”, que fue redactor jefe en Córdoba en sus inicios, moría de una peritonitis en Londres cuando el desembarco de Normandía era inminente. Pilar recuerda que “no pude ni llorar en una semana”. Llevaba cuatro años esperando a que acabase la Segunda Guerra Mundial, que para su familia empezó en julio de 1936, y poder volver a su padre.
Chaves Nogales, “el mejor periodista español del siglo XX”, no tiene una calle en Córdoba. Este martes, gracias a la Fundación Cajasol y a la Universidad de Córdoba, se han descubierto dos “inéditos” de Chaves Nogales en Córdoba. El primero, y gracias a la ayuda que ha prestado el periodista cordobés Jesús Cabrera al maestro de ceremonias Jesús Vigorra, ha sido la nota publicada por La Voz de Córdoba en noviembre de 1920 del bautizo de Pilar. El segundo, un cuento escrito por Chaves Nogales en 1926 y dirigido a un orfebre cordobés, pero íntimamente dedicado a sus hijas. El cuento, leído por Pérez Reverte, no deja de ser un legado a sus hijas, a cómo afrontar el mundo, a cómo dudar, a preguntar y a no tener miedo a decir. “Yo te enseñaré a susurrar al oído, a tomar el gusto por la vida”, le llega a escribir.
“Andar y contar es mi oficio”
El acto en el Rectorado acabó con magia. El testimonio de Pilar Chaves, acompañada de su hijo Anthony, llenó de luz lo que no deja de ser un homenaje y una reivindicación a un periodista que ha estado 70 años olvidado. “Por ser ecuánime”, decía Pérez Reverte. Por ser un periodista “que decía la verdad”.
“Andar y contar es mi oficio”, escribía Chaves Nogales. “Es un periodista moderno. Él ya escribía como después Truman Capote o Gay Talese”, detalla Pérez Reverte. “Tiene una visión literario periodística basada en hechos. Él estuvo allí”, dice. “Estaba allí porque era un reportero. No hablaba sobre lo que le contaban, sino sobre lo que había visto. Era un hombre que viajaba, que usaba el avión. Él ya era testigo. Él lo vio. A él no le contaron las cosas. Estuvo en la Rusia de los zares, la comunista, la Alemania nazi, la Italia fascista...”, resumía el escritor de Cartagena.
“La gente va a los sitios pero no todo el mundo ve. Tenía el don de interpretar. De saber darle a su texto ese toque”, explicaba el escritor Pérez Reverte, quien volvió una y otra vez sobre el prólogo que escribió en A sangre y fuego.
Por la mañana, Andrés Trapiello compartió una reflexión con la que Pérez Reverte estaba de acuerdo. “España ahora necesitaba a Chaves Nogales. Hay gente providencial que en un momento determinado de la historia la simboliza y la explica. La España de ahora necesitaba una voz lúcida, no equidistante”, detallaba Pérez Reverte. “Él era un liberal de izquierdas. Era ecuánime. Siendo un hombre republicano era capaz de ver en la izquierda, la corrupción, el crimen, el asesinato. Y en la derecha, también”. “Históricamente esa ecuanimidad en España es muy rara. Es lo que España necesita. Por eso fue ninguneado”, condenó.
“Posiblemente sea el mejor periodista en el siglo XX. No creo que nadie haya llegado nunca a su altura”, insistía Pérez Reverte, junto a la familia Chaves Nogales.
“Para nosotros es muy importante que sea lea su obra, que se conozca y que reflexionemos. Creemos que su obra hace que la gente reflexione. Ahora mismo estamos viviendo momentos en los que hacen falta esas reflexiones”, concluía el nieto de Chaves Nogales, Anthony Jones Chaves. “Esa memoria a mi abuelo es conocer su obra, reflexionar y pensar un poco”, pedía, dando las gracias a un salón de actos del Rectorado de la Universidad de Córdoba desbordado de público.
El acto concluyó con la interpretación de Juan Echanove y la lectura del prólogo de A sangre y fuego, que heló la sangre.
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