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EL SELFI

Álvaro Tarik: “Los Amaya tienen temazos en lo más alto de la historia de la música pop española”

El selfi de Álvaro Tarik.

Juan Velasco

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Summer Spree, o lo que es lo mismo Álvaro Tarik dándole brillo a su talento compositivo y a los sintetizadores, tiene un nuevo disco. Se llama Licantropías y es otro regalo para los amantes del pop sintético y las letras perfectas. El músico cordobés puede ser profundo y conmovedor, irónico y divertido, moderno y retro. Luz y contraluz, dirá él mismo sobre su tercer LP bajo el alias de Summer Spree, que salió el pasado 14 de febrero.

Tras el fantástico adelanto que fue Llévame a la Feria, la canción pospandemia perfecta, Álvaro se presta a dar algunas claves más del particular y fértil nuevo universo musical que está construyendo desde que aparcó La Fábrica de Colores para convertirse en un bedroom producer.

PREGUNTA. Sacar un disco llamado Licantropías el 14 de febrero parece casi una broma privada. ¿Había intencionalidad? 

RESPUESTA. Pues no sé si sabías esto, pero el 15 de febrero se celebraba en la Antigua Roma una fiesta llamada Lupercalia, y se cree que el actual “Día de los enamorados” —en honor al mártir San Valentín por la tradición cristiana— es una evolución de aquella fiesta, que era, en realidad, sangrienta y brutal. Se sacrificaban machos cabríos, y los hombres, desnudos, corrían por el bosque cubiertos de la sangre de los animales y azotaban jocosamente a las mujeres con tiras de piel de las cabras sacrificadas. Luego, por sorteo, se formaban parejas que habrían de copular durante todo el festival. Lupercalia era una celebración de la fertilidad en honor a la loba que amamantó a Rómulo y Remo ('lobo/a' = 'lupus', en latín).

P. Antes de la música, vamos con el mito: ¿Cuál es tu licántropo favorito de la historia del cine y por qué Paul Naschy? 

R. Tengo una gran simpatía por Paul Naschy. Primero, porque era un español internacional, y segundo, porque era un pluriempleado del terror. Un genio. Pero un par de días antes de Licantropías, para calentar motores, volví a ver Un hombre lobo americano en Londres, y qué tío más grande, John Landis.

P. El disco tiene una tensión casi cinematográfica. A veces parece una versión pop de una película de Dario Argento. 

R. Cuando me planteo producir un disco, tengo que partir de un concepto. El concepto es la gasolina para el viaje, pero también es el camino y las señales de tráfico. Sin él, se me pararía el motor o me perdería en mitad de la producción. Licantropías es luz y contraluz, el humano que se convierte en bestia, lo terrenal que es también sobrenatural. Cualquier elemento y su contrario son una misma cosa, pero ambas partes están en constante proceso de destruirse y generarse mutuamente. Ese es mi concepto.

P. ¿Cuál sería tu banda sonora favorita de este tipo de películas? 

R. Las que hizo Angelo Badalamenti para David Lynch me parecen fantásticas, porque encierran ternura y, por contraste, transmiten la sensación permanente de que algo terrible va a ocurrir en cualquier momento. Lynch y Badalamenti hacen un tándem perfecto.

No hay sistema más chapucero que el que no es capaz de garantizar el bienestar de todos sus ciudadanos

P. Hablando de películas de terror: Háblame de la iconografía que hay en Llévame a la Feria.

R. Es una mirada sarcástica a las fiestas de verano, como algo mágico y grotesco al mismo tiempo. Aquí otra vez la dualidad que rige el universo. La portada del disco muestra esa dualidad. Si te fijas bien, hay dos caras superpuestas en la foto y, a pesar de la penumbra, los colores son transparentes, de caramelo, de algodón de azúcar. En Llévame a la feria, para acentuar ese contraste y la ironía, necesitaba una voz femenina, y Cabiria la cantó de maravilla. En su voz, frases como “despertemos en cualquier lugar / con la cara pegada a un kebab” suenan dulcemente irónicas. Muchas películas de terror, por cierto, tienen como escenario las ferias de verano. Por algo será.

P. Otra película de terror: dormir la siesta en verano en un Sofá de Escay.

R. Sofá de escay es un canto de odio al mundo desde la soledad a la que nos condena la pobreza. Prácticamente, no empatizamos nada con los pobres. Por poco que tengamos para ir sobreviviendo, a los que no somos (todavía) del todo pobres nos cuesta mucho acercarnos a ellos, como si temiéramos que la miseria fuera una enfermedad contagiosa. Creemos que vivimos en sistemas occidentales sofisticados, pero no hay sistema más chapucero que el que no es capaz de garantizar el bienestar de todos sus ciudadanos y que, además, encasqueta su propia incompetencia al pobre, convirtiéndolo en culpable. Pero ya sabemos que la única manera de que haya gente muy rica es que haya gente muy pobre, y un sistema que lo permite es injusto y perverso. 

P. “Ay Pobreza, crematorio de amistades. Este es el camino que conduce a la nada”. Creo que Sofá de Escay es la canción marxista definitiva. 

R. Sí, como he dicho antes, la pobreza condena a los pobres a la soledad y, en el peor de los casos, a despellejarse entre ellos mismos por unas migas de pan. El alivio que se les ofrece desde los poderes fácticos suele ser la fe, la esperanza, a menudo basada en la religión, que es como decirles: “Déjame a mí el dinero, y tú reza, que la abstinencia es una virtud y vas a ir al Cielo”. En realidad, es un mensaje muy católico. Aquí en los países católicos, se ha mezclado de forma imposible el mensaje de esa virtud de no tener nada con las corrientes calvinistas del norte de Europa que han devenido en el liberalismo feroz, desde las que se ensalza la virtud del dinero. Por lo tanto, vamos a explotar muy pronto, porque no se pueden soportar mensajes tan contradictorios. España en sí misma es pura contradicción.

P. Volviendo al principio, un disco que incluye versos como Eres mi desgracia, no quiero volverte a ver no parece hecho para San Valentín. ¿Está agotadísimo el amor como tema en tiempos de amor líquido?

R. Bueno, no seas mal pensado. En un espejo roto es el aullido de un hombre lobo, un licántropo que amenaza y se arrepiente, que pone una vela a Dios y otra al Diablo. En un momento de arrepentimiento, mirándose al espejo que él mismo ha roto con sus puños al ver su horrible imagen reflejada, grita a la luna llena: “Eres mi desgracia y mi pena, no quiero volverte a ver”. A cualquiera le puede pasar.

P. ¿Tienes un disco de ruptura/desamor favorito?

R. Hay un disco de Marvin Gaye, Here, My Dear (1978), que grabó después de su ruptura con la que hasta entonces había sido su esposa, la también cantante y compositora Anna Gordy. El disco refleja el estado de crisis personal que, a la sazón, vivía el autor. A pesar del fracaso comercial que supuso entonces, tiene momentos muy conmovedores, como el de la canción When Did You Stop Loving Me, When Did I Stop Loving You, una composición cuya cadencia parece no resolverse nunca, como un camino que serpentea y no se sabe dónde puede acabar. Sublime.

P. Dos detalles que me han encantado: ¿Por qué volver a una canción mítica de Tarik como Entonces Por qué y distorsionarla hasta hacerla irreconocible? 

R. Entonces por qué es una canción eternamente joven y creo que nos va a enterrar a todos. Aquí la he vestido de Reina de la Oscuridad, y pienso que el traje le queda fenomenal. Fue una de las primeras canciones que compuse, ha pasado por varias versiones y aún desprende fulgor como el primer día. Tiene vida propia. Estamos Tarik, Summer Spree y Entonces por qué.

P. ¿Y a qué mente enferma se le ocurre samplear Vete de Los Amaya para convertirla en una pieza de Ambient y Balearic? Antes de contestar, dinos a qué cassette de gasolinera le tienes más cariño. 

R. Cassettes de gasolinera, las de Cecilio. Si puedes echarle el guante a alguna, vas a flipar. Universo paralelo. En cuanto a samplear “Vete”, a mí es que me gustan mucho los Amaya. Creo que tienen temazos que están en lo más alto de la historia de la música pop española. Además, estaban muy bien producidos, en contraste con otros artistas de rumba nacional que no sonaban tan sofisticados. Aunque, para mi gusto, solían fallar en las letras, y sorprende que no hubiera nadie alrededor que les ayudara en eso, cuando otros aspectos de la producción se cuidaban al detalle. Metí “Vete” en mi batidora vaporwave para darle un aire evocador a “Te espero en el parque”. Quería que sonara como una invitación tentadora, pero también darle cierta tensión, como si la llamada pudiera ser una trampa. Especialmente si se nos hace de noche, claro.

P. Para terminar, si te convirtieras en Licántropo, a qué persona real irías a buscar para darle un par de bocaos.

R. Aah, picarón.

'Entonces por qué' es una canción eternamente joven y creo que nos va a enterrar a todos

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