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El presunto asesino de la Chica Carlota hizo búsquedas en 'Google' sobre cuánto tiempo tarda un cuerpo en descomponerse

Juicio de La Chica Carlota

Alejandra Luque

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Los móviles dejan rastro de nuestro día a día: dónde nos encontramos, a qué hora, con quién nos cruzamos por la calle y qué buscamos en Internet. La segunda sesión del juicio con jurado por el asesinato de Juan Carlos en la Chica Carlota ha dejado constar la importancia de la tecnología para que las piezas de un puzzle empiecen a encajar. Según ha declarado el instructor de la Guardia Civil encargado del caso, en el móvil que usaba el presunto asesino de Juan Carlos, Pedro Gómez, se encontraron varias búsquedas que hizo con el móvil que usaba, como cuánto tiempo tarda en descomponerse un cuerpo, cómo poner un alzacuellos o cómo romper una cerradura antigua.

Además de la declaración de este instructor, en la sesión se han escuchado los testimonios de otros agentes de la Guardia Civil mientras que se han rechazado otros para evitar ratificaciones en sede judicial y alargar aún más el procedimiento. No obstante, todas las pruebas siguen formando parte de la causa, tratándose este de un trámite formal.

El instructor de la Guardia Civil ha declarado que, desde un primer momento, a la desaparición de Juan Carlos le rodearon “circunstancias extrañas”. Tras constatar que se habían realizado extracciones bancarias desde su cuenta corriente y que su vivienda tenía claros indicios de violencia, la desaparición fue elevada a “riesgo alto” ante las sospechas de que Juan Carlos había desaparecido de manera forzosa. Además, las referencias a un “sacerdote” en la casa de la víctima aparecieron casi iniciadas las actuaciones después de que una vecina lo refiriera y más tarde lo hiciera el ferretero de Valdepeñas, quien este lunes afirmó que Pedro Gómez, vestido de sacerdote, entró en su establecimiento y compró una carretilla, guantes, un pico y una cuerda. En su declaración, el acusado aseguró que entró en este establecimiento vestido con atuendo normal mientras que Juan Carlos esperaba en el coche a la vez que afirmó que solo se vestía de sacerdote en “Asturias o Solana”, donde vivían sus padres, “para pasar desapercibido”.

Durante una declaración que se ha extendido casi dos horas, el instructor ha dado todo lujo de detalles de cómo los investigadores fueron uniendo cabos hasta dar con Pedro Gómez, que finalmente fue detenido en un primer momento por una causa totalmente diferente por la que le piden prisión permanente revisable por asesinato de una persona vulnerable.

Detención del acusado de asesinato

La detención de Pedro se produjo en Madrid, cuando la Policía Local le dio el alto, conduciendo el Land Rover de la víctima, que le pidió que se identificara. En un primer momento lo hizo con el DNI y las tarjetas bancarias de Juan Carlos. Cuando los agentes vieron que la foto del documento de identidad no se correspondía con el físico de Pedro, fue requerido por segunda vez para que aportara su DNI verdadero. Respondió enseñando un documento falso, donde se hacía llamar Sandro y de nacionalidad colombiana. Finalmente, su DNI original fue encontrado en el interior de la radio del coche.

En aquel momento, Pedro fue detenido por falsificación de documentos y de estado civil. En una de las conversaciones intervenidas, el acusado pedía a un segundo interlocutor que le facilitara de manera “imperiosa” un DNI colombiano “mejor” que el que tenía dado que la falsificación no había sido de su agrado y se quería ir “con una colombiana”. Una vez detenido se llevó a cabo la entrada y registro en la casa donde tenía alquilada una habitación en el barrio de Vallecas. Tanto en esta estancia como en toda la vivienda, la Policía halló numerosos objetos de Juan Carlos, como tarjetas, documentos, un portátil y una impresora. “Todo lo referente a la vida de una persona, pero en papel”. Otro agente de la Guardia Civil ha declarado que, en la habitación de Pedro, también se encontró, debajo de su cama, una bolsa con armas -una metralleta, ha apuntado- mientras que en la habitación de su compañero de piso se halló vestimenta de sacerdote y dos cuadernos que pertenecían a una anterior pareja del acusado. Entre los documentos que la Policía requisó se encontraron también otros DNIs falsos y, en uno de ellos, aparecía el acusado vestido de sacerdote y, en otro, él mismo bajo el nombre de Felipe Jiménez, el que asegura que usó cuando pasó a convertirse en el “investigador” de Juan Carlos para “ayudarlo” con el caso de presuntos abusos sexuales que habría sufrido y que quería denunciar.

Cabe recordar que el acusado, en su declaración, manifestó que tanto él como Juan Carlos habían metido ropa de este en cajas y se las habían llevado desde la Chica Carlota a Madrid porque la víctima quería empezar una nueva vida. En este piso de Madrid, la Policía no halló rastro de esta ropa, que sí fue encontrada en la vivienda de la Chica Carlota.

Tras esto, Pedro entró en la cárcel de Soto de Real de Madrid por su presunta implicación en la desaparición de Juan Carlos, además de que sobre él constaba una requisitoria de búsqueda y captura por anteriores delitos. Preguntado el instructor sobre qué actitud tenía Pedro ante las afirmaciones de que Juan Carlos había desaparecido, ha señalado que no mostró en ningún momento “actitud de sorpresa” y aseguraba que la víctima “se había ido a Colombia con una mujer, que lo había visto una vez y que estaba muy feliz y contento”. En su declaración, el acusado apuntó que desconocía dónde se encontraba Juan Carlos.

Además, el instructor ha apuntado que el acusado dijo que llevaba el coche de la víctima “como depósito tras irse a Colombia”. Esta declaración llevó a la Policía a una búsqueda del hombre por todos los medios de transporte por si hubiera hecho un viaje dentro o fuera de España, pero en ningún caso constaba Juan Carlos como viajero.

Ante estos indicios y la falta de pistas sobre la localización de Juan Carlos, el instructor de la Guardia Civil solicitó una segunda inspección, esta vez más minuciosa, de la vivienda de la víctima. Además, las localizaciones que había dado el terminal de Pedro lo ubicaban en la Chica Carlota y el 4 de septiembre había realizado una llamada a taxi Córdoba para saber el precio de un servicio de Córdoba a La Carlota ese mismo día por la noche “para recoger un coche que se había estropeado”.

Localización de sangre de la víctima y su presunto asesino, en la vivienda de la Chica Carlota

La segunda inspección en la vivienda de Juan Carlos fue el hilo que llevó hasta su cuerpo, que se encontró enterrado en el jardín. La carretilla y el pico comprados en Valdepeñas fueron encontrados en la parte alta de la casa. El instructor de la Guardia Civil ha asegurado que el pico “tenía poco uso” y apenas tenía síntomas de desgaste, como elementos corrosivos. Los perros usados en la búsqueda localizaron dos puntos de sangre: uno en la habitación, cuyo ADN correspondía a Pedro, y otro en la carretilla, que era de Juan Carlos. Estos restos de la víctima fueron hallados en la parte baja del carro, la zona de carga.

A pesar de estos hallazgos se realizó otra búsqueda de más restos de ADN, pero los perros volvieron a señalar las mismas localizaciones. Fue entonces cuando se autorizó “levantar” los cimientos de la casa, encontrando finalmente el cuerpo sin vida de Juan Carlos. El instructor se trasladó hasta la cárcel de Soto del Real para comunicarle a Pedro que habían encontrado el cadáver de la víctima. Fue ahí cuando sí “mostró sorpresa” porque “se le cambió la cara”, ha apuntado en su declaración.

Cabe señalar que en estos registros también se hallaron productos químicos que, tal y como se ha apuntado en sede judicial, Pedro ya había usado en otro delito que cometió -proceso que ya tiene sentencia firme- y que sirve para anular la voluntad de las personas.

Sin rastro en la Chica Carlota del abogado acusado

Durante esta sesión, los agentes han confirmado que en el listín telefónico de Pedro se halló numerosas comunicaciones con el que era su abogado y hoy acusado, Joaquín Robles, aunque el rastreo del móvil de este no lo ubica en ningún momento en la Chica Carlota.

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