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REPORTAJE

Cronología de un fracaso: cómo el Ayuntamiento y el taxi le ganaron el pulso a Uber en Córdoba

Imagen de archivo de un coche Uber, en pleno casco histórico de Córdoba.

Juan Velasco

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Uber sólo funcionó en Córdoba durante poco más de dos años, entre el 3 de octubre de 2018 y el 19 de octubre de 2020. Su llegada fue tan silenciosa como su partida. Entre medias, 747 días en los que se culminó el fracaso en la ciudad de la famosa aplicación, que acaba de saltar a los medios estos días por sus prácticas de presión para entrar en Europa y en las grandes ciudades españolas.

En Córdoba no hubo prácticas lobistas para entrar en la ciudad. La ciudad del norte de Andalucía se convirtió en la tercera donde la app comenzó a operar, tras Sevilla y Málaga. Eso sí, desde el minuto uno, Uber tuvo en frente al Ayuntamiento de Córdoba, entonces en manos del PSOE e IU, que se puso rápidamente al lado de los taxistas en la pugna por el transporte urbano de viajeros. 

Pedro García, hoy en la oposición, y entonces primer teniente de Alcalde de IU, con competencias en Turismo, no recuerda ni siquiera un intento de reunión ni contactos de ninguna clase, ni por parte de Uber ni por parte de Ares Capital, la compañía de alquiler de vehículo con conductor (VTC) con la que operó Uber en Córdoba durante dos años. De hecho, la primera oficina de Ares Capital, se abrió en la Estación de Autobuses de Córdoba, donde no había ni un cartel que la identificara.

El Ayuntamiento, de frente

“Conmigo no se reunieron porque supongo que sabían lo que había. Nosotros fuimos muy agresivos contra ellos”, recuerda el concejal, que dio una rueda de prensa con el presidente de los taxistas, Miguel Ruano, unos días después de que este periódico destapara que Uber estaba buscando conductores para iniciar su servicio en Córdoba.

En aquella rueda de prensa, García mantuvo que la llegada de Uber a Córdoba era una noticia “terrible”. “El taxi de Córdoba es uno de los servicios más valorados por los turistas con un 9,5 de nota media”, recordó entonces el primer teniente de alcalde, ante un Ruano que se mostró confiado en la victoria del taxi frente al nuevo servicio, al que calificó como un “Mister Marshall”.

En realidad, todo el pleno, con todos los partidos que había en ese momento, se había mostrado en contra de dar licencias de VTC en Córdoba un año antes del desembarco de Uber. Unas semanas después de su aterrizaje, una de las primeras medidas que tomó la Delegación de Movilidad del Ayuntamiento fue el impulso a una nueva ordenanza que impedía el acceso de los vehículo de VTC por las zonas de acceso restringido, así como por los carriles bus y taxi.

El Uber como un coche de caballos

Esta normativa ya motivó una respuesta por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que acusó al Ayuntamiento de Córdoba de favorecer al taxi, mientras que Ares Capital llevó a los tribunales la ordenanza y acabó ganando primero cautelarmente y luego definitivamente el pleito, después de que un juez equiparara este servicio con el de los coches de caballos que operan en las zonas turísticas.

Aquella victoria fue el efímero respaldo que llevó a que Ares Capital y Uber duplicaran el número licencias de VTC activas en Córdoba, que llegó a sumar un total de 75 en el invierno de 2020, poco antes de la pandemia. En aquel momento, en franco ascenso, la VTC seguía siendo muy inferior al taxi, que en toda la provincia contabilizaba más de 700 licencias de actividad.

Más allá de la aplastante cantidad de taxis sobre Uber, las condiciones laborales de la plataforma y Ares Capital no llegaron a convencer a los trabajadores cordobeses. De nuevo fue este periódico el que destapó cuáles eran las condiciones de los conductores que comenzaron a operar en Córdoba, llegando a hablar con uno de ellos de forma confidencial y accediendo al contrato que le ofrecía la compañía de VTC.

Del ERTE a la suspensión de servicio

La pandemia acabó con los sueños de Uber en Córdoba. Ares Capital se acogió a los ERTE que el Gobierno puso en marcha durante el estado de alarma y, siete meses después, Uber decidió que no le merecía la pena seguir y así lo notificó a sus usuarios. “Debido a la gran caída de demanda de transporte urbano en los últimos meses, nos hemos visto obligados a suspender nuestro servicio en Córdoba. Puedes consultar las ciudades en las que seguimos operando en el siguiente enlace”. Ese fue el mensaje con el que Uber se despidió de los cordobeses.

Por su parte, los conductores de Ares Capital siguieron en ERTE hasta el 31 de diciembre de 2020, cuando finalmente se les rescindió el contrato y el fondo de inversión se fue con las licencias VTC a otra parte (llegó a ofrecer a los trabajadores cordobeses la posibilidad de un traslado a Madrid).

Así, tras la suspensión del servicio de vehículos de Uber, sí quedó activa en Córdoba su rama dedicada al reparto a domicilio, Uber Eats, que fue curiosamente la última aplicación de delivery que llegó a Córdoba, en octubre de 2019. Todavía hoy, Uber sigue ofreciendo reparto en Córdoba, pero las grandes cajas verde con su logo son, para muchos cordobeses, un recuerdo de su aventura frustrada en el mundo del transporte urbano.

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