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ÁLEX GALLEGOS / Rafael Ávalos

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Este domingo no era un días más en el calendario católico. Tampoco, como es lógico, para los fieles y cofrades en general de la ciudad. Porque tenía lugar la celebración del Corpus Christi, que en esta ocasión además volvía a desarrollarse en las calles. Tres años después, entre la pandemia (2020 y 2021) y un fallo en su paso (2022), la dorada Custodia de Arfe salió con el Santísimo Sacramentado de la Mezquita Catedral. Así, la cita gozaba de mayor interés si cabe. Aunque no sólo por este motivo, que ya era muy importante, sino por otros. Como el hecho de que la procesión recuperó su tránsito por el centro económico de Córdoba después de más de un lustro -casi una década, de hecho-. O como la inclusión en el cortejo del misterio de Nuestro Padre Jesús de la Fe en su Sagrada Cena, que pudo contemplarse de un modo muy diferente al habitual. 

Sobre las 18:30 tuvo lugar en el interior de las naves catedralicias la misa presidida por el obispo, Demetrio Fernández, y concelebrada por el cabildo y el clero. Fue una hora y media después, aproximadamente, cuando comenzó el desfile procesional. La comitiva eucarística la abrió la Banda de Cornetas y Tambores de la Brigada Guzmán el Bueno X. Mientras, antes de que la magnífica Custodia cordobesa abandonara el primer templo de la diócesis, anduvo Nuestro Padre Jesús de la Fe en su Sagrada Cena junto al apostolado que completa cada Jueves Santo su misterio. Eso sí, en esta ocasión no hubo mesa en torno a la cual se sentaran el Señor y sus discípulos. Más que nada porque las imágenes fueron dispuestas en el paso de la Octava del Corpus de su hermandad, que cabe recordar es sacramental. 

Dicha circunstancia permitió que Nuestro Padre Jesús de la Fe marchara en un lugar más preeminente al habitual. En un punto central del paso y mucho más visible. El misterio precedió a la Custodia con los sones de la Banda de Música Tubamirum de Cañete de las Torres. Por cierto, el misterio se trasladó a la Mezquita Catedral en una sencilla procesión la mañana de este domingo, que cerró ya de madrugada -del lunes- en su regreso a la parroquia del Beato Álvaro de Córdoba. El trayecto de vuelta tendría lugar con los sones de la formación propia de la corporación, la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Fe en su Sagrada Cena. Pero hubo otro detalle realmente significativo en la procesión de este domingo. 

Éste fue, como ya quedó escrito, el retorno al centro económico de la ciudad dentro del itinerario de la procesión. El cortejo llegaba hasta Las Tendillas después de subir por Claudio Marcelo desde San Fernando y Diario de Córdoba. En ese lugar arrancaría la vuelta a la Mezquita Catedral de la Custodia. No está de más resaltar el valor artístico de la pieza, de estilo gótico sobre base barroca. Su autor fue Enrique de Arfe, que no sólo fue un magnífico artista llegado del Sacro Imperio Romano Germánico sino que fue el pionero de la saga familiar dedicada, sobre todo, a la orfebrería. Además, tan notable conjunto puede considerarse el punto de partida de otra forma de entender y hacer este tipo de obras en los reinos hispanos, en Castilla principalmente. De ahí la enorme relevancia de este elemento en la Mezquita Catedral. 

Las calles, con temperaturas altas pero no exageradamente, reunieron a centenares de personas a lo largo del recorrido. Durante el mismo, como es habitual, se situaron los tradicionales altares dispuestos por hermandades. Fueron hasta diez los que se montaron desde la calle Cardenal González, tras salida por la Puerta del Perdón, hasta Blanco Belmonte. La citada puerta de acceso al Patio de los Naranjos, a todo esto, fue la misma por la que regresaría al interior de las naves catedralicias la Custodia de Arfe y con ella el Santísimo Sacramentado.

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