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Las 700 plantas de Ángel María que vivirán para siempre en el Jardín Botánico de Córdoba

Acto de donación de 700 plantas al Jardín botánico de Córdoba

Carmen Reina

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Ángel María Lara Gil era un apasionado de las plantas y logró cultivar en la terraza de su ático en Córdoba 700 macetas con casi medio millar de especies distintas, algunas especialmente singulares y raras, con semillas que compraba en distintos puntos del planeta. El cáncer se interpuso en su vida pero, durante tres años y medio enfrentándose a la enfermedad, sus plantas le dieron, precisamente eso: vida. Y tras su fallecimiento, su familia ha querido que su esfuerzo, su amor por las plantas y su legado perviva, donando la colección al Real Jardín Botánico de Córdoba que las acogerá ya para siempre.

Cuenta su padre, Ángel Tomás Lora, que su hijo siempre amó la naturaleza, que inicialmente eran los animales los que le atraían más, pero que poco a poco fue cultivando la pasión por las plantas. Logró comprarse un piso con una terraza amplia, de 70 metros cuadrados, en la avenida de Libia de la capital cordobesa, y aquello se convirtió en su particular vergel. “Se dedicaba a sus plantas en cuerpo y alma”, recuerda su padre.

Autodidacta en sus conocimientos sobre las distintas especies -“consultaba libros, por internet, todo lo que encontraba”-, se interesó sobre todo por las plantas suculentas y empezó a hacer crecer su colección. Hasta tal punto, que veía especies no conocidas en su entorno y compraba a distancia semillas de plantas de otras partes del mundo. Las plantaba y cuidaba, hasta conseguir esas 700 ejemplares de casi 500 especies distintas de cactáceas y caudex, muy difíciles de conseguir, “plantas de coleccionista”, como explicaba la técnico del Jardín Botánico Carmen Jiménez.

“Las plantas le daban vida”

Cuando la enfermedad se puso en su camino, las plantas fueron su vida. “Le daban vida, le ayudaban, le daban poderío”, dice su padre. Y entre las sesiones de quimioterapia, seguía con su pasión, además de con sus visitas al Jardín Botánico, del que era asiduo. Por eso, llegado el momento de la muerte de Ángel María, la familia quiso que su legado, su pasión y su esfuerzo no quedaran en vano y han donado su colección de plantas al centro botánico cordobés.

Allí, este martes, responsables del Jardín Botánico y familiares de Ángel María han participado en un acto en el que, cómo no, las protagonistas han sido algunas de las plantas singulares que él mimó y que ya están al cuidado de los técnicos y especialistas del centro.

De hecho, el Jardín Botánico construirá un invernadero especial para esta colección de plantas, según ha anunciado el presidente del Instituto Municipal de Gestión Medioambienta (Imgema), Daniel García Ibarrola, para preservar para siempre el legado de apasionado por las plantas.

Muy valiosas en el mercado

“Se merece que su trabajo y su esfuerzo perduren y sus plantas sirvan para la divulgación”, decía, “muy contento”, su padre en representación de la familia y amigos de Ángel María.

Ahora, sus 700 macetas serán cuidadas por los especialistas del Jardín Botánico y muchas de ellas estudiadas: “Es un conjunto con una biodiversidad impresionante (...) con ejemplares muy, muy raros”, explican.

En el mercado, además, “son plantas muy valiosas”, precisamente por su rareza, su singularidad y los años de cultivo. Pero, sobre todo, queda el valor incalculable de la pasión de Ángel María por cuidarlas y legar a Córdoba este vergel que fue su vida.

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