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“Siento que necesito tener un hogar para sentir que soy una persona normal”

Paco, Tahir y Paqui, tres personas sin hogar de Córdoba | ALEX GALLEGOS

Juan Velasco

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En su primer acto público desde que Ganemos en Común pasó a ser Córdoba en Común, los representantes de esta asociación han querido retomar un tema que ya sacaron a la luz el pasado verano y que, a su juicio, ha tenido un nulo avance en materia social: el plan estratégico contra el sinhogarismo en Córdoba.

Jorge Montero y Ana María Carnero se han concentrado junto a otros miembros de Córdoba en Común y varias personas que viven el drama de no tener techo en la Plaza del Alpargate, uno de los núcleos más habituales para las personas sin hogar de la capital. Carnero ha explicado el por qué: “Es lo más parecido a un hogar que tienen muchos de ellos, puesto que tienen donde comer, donde ducharse y donde pasar el día”, decía en referencia a un lugar que cuenta, en escasos metros, con un comedor social, las instalaciones de Cruz Roja y una fuente.

Junto a ellos han estado Paqui, una mujer parada que lleva desde noviembre en el albergue municipal; Tahir, un profesor de francés, inmigrante argelino, que ya ha cumplido cinco meses en la misma situación; y Paco, que lleva ocho años viviendo en su coche. Los tres buscan lo mismo: un sitio donde empezar a sentirse normales.

Paqui, de hecho, no puede contener las lágrimas. En noviembre perdió el trabajo como cuidadora de una señora mayor y, con ello, el sitio donde vivía. Desde entonces vive en la calle. Primero, junto a su marido, en la Biblioteca Provincial. Ahora, desde hace un tiempo y hasta no sabe cuándo -“un mes creo que me queda”, dice-, en el Albergue Municipal, un punto desde donde intenta volver a integrarse en la sociedad.

Otros, como Paco, ocho años viviendo en la calle, evitan el albergue. “Yo prefiero estar solo. A la gente que habla del albergue los invitaría a pasar solo una noche allí. Una sola noche”, dice este hombre, que perdió el trabajo como empleado de seguridad y se quedó sin ingresos para pagar el alquiler. Desde entonces vive en su coche y acude a comedores sociales o a la mendicidad cuando, en fines de semana, no tiene ni este recurso para llevarse algo al estómago. Al igual que Paqui, su problema a la hora de reengancharse es que, cuando no tienes un hogar, de algún modo desapareces a ojos del otro.

“En las entrevistas de trabajo todo va bien hasta que te preguntan donde vives. A partir de ahí te dicen que ya te llamarán, pero no te llaman”, afirma Paco, que está esperanzado con la posibilidad de entrar en la próxima bolsa de Sadeco.

Tahir, por su parte, tiene que sumar a esta situación que es un inmigrante sin papeles. Llegó desde Argelia hace cinco meses. Allí era profesor de francés y aquí ni siquiera aspira a eso, aunque ya chapurrea bastante bien el español. “Yo cogería cualquier trabajo que me dieran”, dice este joven argelino, que se planta contra quiénes asocian a la inmigración con la delincuencia. “No somos ladrones, no somos violentos, no somos malos”, repite.

De algún modo, para mucha gente lo parecen, y con eso es suficiente. “A veces me siento en un bar para pedir un café y los camareros ni me atienden. Porque mi ropa no es normal y llevo una mochila. Yo siento que necesito tener un hogar para sentir que soy una persona normal”, dice Tahir.

“Desde agosto no ha cambiado nada”, denuncia Ganemos en Común

Este domingo, tras varios días de temporal y con una fina llovizna amenazante, la plaza amanecía vacía de personas sin techo. Aunque no ha tardado en aparecer el primer grupo. Cuatro personas que se han situado junto a la iglesia pasadas las 11:30, cuando terminaba la comparecencia de Córdoba en Común, que ha querido poner sobre la mesa sus sospechas sobre la nula intención del Ayuntamiento de poner en marcha el plan para atajar el problema de los sin techo en Córdoba.

Para ello, Jorge Montero ha citado algunas noticias que le han llegado que sustentan su hipótesis, como el cierre de cinco pisos de la Fundación Hogar Sí, el cierre “virtual” de la Oficina Municipal de la Vivienda, que finalmente se disolverá entre Servicios Sociales y Vimcorsa, y, especialmente, la falta de noticias sobre el plan municipal aprobado por el Pleno del Ayuntamiento en septiembre, y del que, ha dicho, no tienen constancia de que se esté avanzando en él.

“Desde agosto no ha cambiado nada”, lamenta Ana María Carnero, que remarca que, aunque no tengan un hogar, las más de 300 personas que viven en la ciudad en esta situación, “son nuestros vecinos”, a pesar de que muchos se hayan empeñado en hacerlos invisibles.

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