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La prisión de Córdoba no permite visitas presenciales desde septiembre

Prisión de Córdoba | MADERO CUBERO

Juan Velasco

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La prisión de Córdoba impide las visitas presenciales desde hace ya más de tres meses. El penal de Alcolea está entre las prisiones en las que no se ha abierto la posibilidad de retomar las visitas conyugales, familiares o de convivencia, como así ha ocurrido en otras cárceles de Andalucía, a pesar de que la alerta sanitaria bajó a nivel 3 el 12 de diciembre.

En realidad, cuando se prohibieron las comunicaciones presenciales, Córdoba también estaba en nivel 3 (no subió a nivel 4 hasta el 8 de noviembre), si bien entonces, Instituciones Penitenciarias decidió cerrar todas las prisiones de Andalucía para visitas y comunicaciones de los internos ante los datos epidemiológicos que se estaban dando entonces.

Desde entonces, en la prisión de Córdoba no se permiten vis a vis, ni visitas presenciales en sala, ni visitas familiares de convivencia. Solo se permite la visita a través de cristal, informan fuentes de familiares de presos y confirman desde la Asociación Proderechos Humanos de Andalucía (APDHA). Las fuentes consultadas critican especialmente que no se hayan permitido estas visitas en Navidad, como sí ha ocurrido en las prisiones de Puerto II y Puerto III, en Cádiz durante todas las navidades, o en Huelva, donde se permiten las comunicaciones familiares e íntimas desde el 5 de enero.

En este sentido, Myrian Jurado, de APDHA afirma que “ha habido quejas y algún movimiento de presos exigiendo que se abra un poco la mano”, si bien aclara que no se ha dado por el momento ningún movimiento jurídico. Jurado ha recordado que “durante el estado de alarma se facilitó a los presos teléfonos para hacer videollamadas con sus familias, al igual que algunos internos han recibido más permisos, aunque solo los que tienen una trayectoria positiva”.

El Gobierno decretó por primera vez el 12 de marzo el cierre de la prisión de Córdoba para visitas y comunicaciones de los internos debido a la crisis sanitaria del coronavirus. En mayo, con la desescalada, se volvió a permitir visitas, aunque únicamente en locutorios y separados con mamparas.

A finales de junio volvieron los vis a vis y las visitas familiares y las de convivencia, en las que era obligatorio el uso de mascarillas, el mantenimiento de la distancia de seguridad, la desinfección de superficies, el lavado constante de manos. Aunque a finales de septiembre volvió a cerrarse la prisión a visitas presenciales y desde entonces solo se permite la comunicación a través de mampara.

Instituciones Penitenciarias aclara que la vigencia de estas restricciones se revisa cada tres semanas para su prórroga o cancelación y que la medida no afecta a las comunicaciones ordinarias, por locutorio, ya que se ha reforzado el sistema de videollamadas para paliar las restricciones.

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