Piden un año de cárcel por atentado al caballista detenido en la Feria
El Ministerio Público ha solicitado un año de cárcel a un caballista al que acusa de atentado contra la autoridad durante su detención en la Feria de Córdoba por un altercado. Además, la Fiscalía pide al acusado el pago 1.090 euros como indemnización a los dos agentes de la Policía Nacional, según recoge la calificación a la que ha tenido acceso este periódico.
El imputado declaró en la instrucción que en el momento de la detención fue agredido violentamente y que sufrió contusiones en la cara que supusieron tres puntos de sutura en la barbilla y varios arañazos. Además, acusó a los agentes de romper el tabique nasal del caballo en el que iba, al intentar controlarlo.
Según la policía, el hombre fue detenido porque estaba provocando “una alteración del orden público”. Las mismas fuentes afirman que el arresto se produjo después de que los agentes del Cuerpo Nacional de Policía recibieran el aviso de varios viandantes que se quejaban de que un hombre a caballo, al parecer con síntomas de embriaguez, les estaba molestando en la zona de la caseta municipal.
Por contra, el acusado insistió en que no se encontraba en estado de embriaguez en el momento de ser detenido y que incluso pidió que se le realizara el test de alcoholemia. Algo que, insistió el caballista al juez, no se produjo por decisión de los agentes. Fuentes policiales, en cambio, señalaron el mismo día de autos que el hombre se encontraba borracho cuando se produjeron los hechos.
Según ellos, el acusado se negó profiriendo insultos a los agentes e incluso intentando agredirles. Finalmente, y con la colaboración de la Policía Local, para mantener el orden en la zona, se detuvo al caballista y se avisó a los servicios de control animal de Sadeco para que requisaran el caballo, que horas después fue entregado a la pareja del arrestado.
En cambio, el caballista afirmó que se encontraba circulando a lomos del animal por las inmediaciones de la Caseta Municipal por la zona permitida para caballistas. A pesar de eso, insistió en que algunos viandantes le increparon, asustando al animal, que era un potro. En un momento dado, alguien dio aviso a la Policía de su presencia allí. Cuando los agentes se acercaron le exigieron, afirmó, “que me saliese de la acera o que me bajase”.
El acusado insistió en que explicó a los agentes que no se podía bajar del animal porque era un potro que estaba muy nervioso y que se podía desbocar. En ese momento, afirmó que los policías, con una actitud muy agresiva, se acercaron, agarraron por un lado las riendas del caballo y por otro se abalanzaron a por el jinete, tirándole del cuello y haciéndole caer de cara al suelo. Una vez allí, afirma que le pisaron la cabeza y que siguió siendo golpeado, incluso cuando le introdujeron al vehículo para llevarle a comisaría.
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