Memoria proyectada para la felicidad

Scarpia XVI, el evento de arte contemporáneo que se celebra en El Carpio, organizado por la concejalía de Cultura del Ayuntamiento, tiene entre sus objetivos específicos continuar con la formación, a través de la puesta en marcha de diversos talleres, que junto a exposiciones, intervenciones y conferencias, completan el universo Scarpia.

El taller, que ya ha desarrollado las jornadas de los días 5 y 7 de julio, continuará el 11 y 13 de julio, completando un total de cuatro sesiones vespertinas de 60 minutos de duración, que son impartidas y dirigidas por María Dolores Rodríguez Cantó, maestra de Educación Infantil en el C.E.I. Mi Primer Cole de El Carpio. Formada, además, en el Curso Universitario de Musicoterapia en la Tercera Edad, de CEDECO en la Universidad Rey Juan Carlos.

Memoria proyectada, que surge con el objetivo principal de estimular la memoria de las personas mayores, como gesto de agradecimiento por la herencia mantenida y recibida, desde un sentido vitalista que invite a vivir la etapa presente con esperanza. Ante la pregunta ¿por qué la música es terapéutica?, surgen, entre todas las respuestas, un nexo de unión clave: la emoción y la capacidad de la música para influir sobre los estados emocionales y provocar sentimientos. La imagen, complementada por la música, supone un producto atractivo y atrayente ante el que, difícilmente, cabe la indiferencia.

Este taller toma la música como vehículo para “proyectar” imágenes que permanecen adormecidas en la memoria de los mayores, generando experiencias y vivencias que serán utilizadas para hacer que los asistentes expresen sentimientos, emociones, sensaciones.

Así mismo se plantea la posibilidad de documentar los resultados obtenidos en el taller de varias formas, mediante la filmación de los procesos y resultados y, también, con la recopilación escrita de las memorias rescatadas.

Y es que, se considera interesante y muy eficaz el uso de las herramientas y lenguajes musicales, al entender que la sensorialidad de la música, unida a la evocación de las imágenes, permitiendo, como resultado un profundo poder comunicativo que tiene notables implicaciones afectivas y cognitivas. Es, en la fuerza de esta comunicación, donde radica su capacidad para influir en todas las dimensiones humanas: fisiológica, emocional, intelectual, social y espiritual.