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Mellaria, el tesoro escondido sin el que es imposible entender el esplendor de Corduba

Restos del poblado minero de la mina de la Loba.

Alfonso Alba

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“Todos los caminos llevan a Mellaria”. Poco antes de llegar a Fuente Obejuna desde Córdoba a través de la N-432 hay un extraño monte a la izquierda que pasa desapercibido. En uno de los pocos lugares llanos del Valle del Guadiato, este monte perfecto, que se llama Cerro de Masatrigo, guarda un secreto: el origen de la fortuna de las familias que hicieron grande Corduba, una de las ciudades más importantes de la Hispania romana.

“No se entiende la economía cordobesa sin Mellaria o Solia. Las familias cordobesas se hacen ricas aquí”. El profesor e investigador de la Universidad de Córdoba Antonio Monterroso se dirigía este sábado al más de centenar de personas que han participado en una de las actividades estrella de Kalendas. Y quizás una de las más espectaculares y desconocidas.

A día de hoy, es imposible visitar Mellaria. De hecho, es imposible verla. Está ahí, escondida bajo el cerro de Masatrigo, esperando a que se empiecen a desentrañar los secretos de una ciudad clave para, a su vez, entender Corduba. Y es imposible entender Mellaria sin conocer también el barranco de la Loba, que exhibe también para desconocimiento de casi toda la comarca otro tesoro excepcional: las únicas minas romanas de época republicana perfectamente estudiadas y documentadas.

Empecemos por el principio. En el siglo II, Viriato (aquel histórico y tan cantado cacique que puso en jaque a las legiones romanas en Hispania) hacía de las suyas por la zona. Tras varias incursiones exitosas y después de derrotarlo, los romanos decidieron poner fin a la amenaza celtíbera y crearon un campamento militar en el cerro de Masatrigo. Este campamento daría origen después a Mellaria, la ciudad de los dones.

“No, en Mellaria no abundaba la miel, como su nombre latino puede dar a entender”, explicaba Monterroso ante una abundantísima excursión que rodeaba el cerro de Masatrigo. “Se usa por el sentido de la miel, que es símbolo de eternidad y de los dones”. Pero, ¿qué dones había en Mellaria? Minas de las que brotaba una riqueza infinita: cobre, plata y oro.

Gran parte de esa riqueza acababa “en el agujero del templo que hay en la calle Claudio Marcelo”. Ese templo, en el que hoy trabaja el Ayuntamiento para hacerlo visitable, era el centro del poder económico de Corduba. Las familias patricias de la Corduba romana funcionaban como una suerte de empresas que tenían los derechos de extracción minera de toda Sierra Morena concedidos por Roma. A cambio, como ocurre hoy día, tenían que pagar un canon, que, en gran parte, se depositaba en ese “agujero” del templo romano. Una cámara acorazada de la antigüedad.

Es ahí donde Mellaria hace rica a Corduba. La ciudad florece. De campamento militar del siglo II antes de Cristo pasa a convertirse en ciudad romana de pleno derecho cuando Vespasiano se lo concede. Es entonces cuando Mellaria pasa a tener foro propio, a recaudar impuestos, templos, senado y una floreciente industria. Y hasta sus ciudadanos ilustres. El primer flamen provincial documentado es Sempronio, mellariense. Logró llevar a juicio al gobernador provincial, acusarle de corrupción y condenarle. Tras ello es recibido con honores en Corduba y en Mellaria, donde hasta le ponen estatuas.

Corduba depende tanto de Sierra Morena para su esplendor que cuando estas decaen la ciudad lo nota. “En el siglo II casi no se construye nada nuevo en Corduba”, explica Monterroso bajo el cerro de Masatrigo. Roma ha conquistado Dacia y allí es más barato extraer el mineral. Como ha ocurrido ahora con el carbón del Guadiato. Y poco a poco decae el poder de la zona, que sigue viva varios siglos más.

Hoy, sobre Mellaria hay un inmenso campo de cereal. La ciudad tuvo un acueducto de 14 kilómetros con restos espectaculares hoy visibles en el museo de Fuente Obejuna y un recinto amurallado de 28 hectáreas. Torreparedones, un yacimiento espectacular que ha sido excavado entre Castro del Río y Baena, tiene ocho hectáreas. En Mellaria hay que tener mucha imaginación. O un guía como Monterroso.

En la ribera del arroyo San Pedro se conservan a la vista varias estructuras. Los ojos de un arqueólogo experto vislumbran un complejo industrial, una cantera y hasta uno de los pilares de ese acueducto que suministraba de agua potable a los ciudadanos de Mellaria. Al fondo, en dirección a Córdoba, es fácil imaginarse la vía romana que unía esta ciudad con Mérida. “Una autovía”, resume Monterroso. Tenía 12 metros de anchura en los tramos que han podido descubrirse. Y esa autovía pasaba por Mellaria, donde confluía con otras vías romanas en una especie de embudo. Por Mellaria había que pasar sí o sí para cruzar de la Meseta al Valle del Betis.

La mina de La Loba

En Toulouse, Francia, se guardan también varios secretos de Mellaria. A finales de los años sesenta se inició en la mina de La Loba una excavación arqueológica sorprendente. Claude Domergue dirigió una operación apoyada por la Toulouse-Le Mirail y la Escuela Politécnica de Belmez. Buscó, y encontró, la única mina excavada de época republicana en Hispania. Pero además, junto a los tres filones (uno espectacular) halló un poblado minero configurado de manera muy similar a los de una ciudad. Bajo las losas de algunas viviendas de ese poblado aparecieron monedas celtíberas. La minería en Sierra Morena empezó a generar mano de obra (esclava) y a congregar a una multitud de trabajadores (algunos se cree que niños, por las estrechísimas aberturas por las que había que pasar a más de 20 metros de profundidad) en la zona.

Este sábado, los cien afortunados que se han apuntado a la excursión de Kalendas han visitado uno de los yacimientos más desconocidos de la provincia. Desde los cimientos de esas viviendas excavadas hace 40 años, ahora llenos de maleza, se vislumbra a poca distancia Mellaria. Y más al fondo las elevaciones de Sierra Morena que acababan en Corduba. Allí abajo, junto al Betis, crecía una ciudad que en época augustea se llenó de mármol, que se pagaba gracias a las minas que se abrían al Norte.

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