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Marta, de superar el coronavirus a ser voluntaria de Cruz Roja en Córdoba

Marta.

Alejandra Luque

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La de Marta es otra historia de superación que encontramos durante la pandemia del coronavirus. Esta cordobesa residente en Madrid y psicóloga de profesión acaba de superar el virus en casa, donde sus padres también han estado enfermos. Sus contagios no están en las estadísticas de las distintas administraciones ya que no les realizaron ningún test, aunque los síntomas eran claros. Una vez recuperada, esta joven cordobesa ha decidido invertir su tiempo en ayudar, uniéndose al proyecto de Cruz Roja.

“Ya estoy perfecta, sin cansancio ni fiebre, aunque tengo un poco de tos, nada más”, cuenta. Sus padres ya están casi recuperados aunque su madre tiene todavía alguna dificultad respiratoria. Todo parece indicar que el contagio comenzó en su padre, médico en Córdoba, que “un día empezó con una tos seca”, aunque desde su centro de salud tampoco “le prestaron mucha atención ya que había sido fumador durante años”. Días después, tanto Marta como su madre empezaron a experimentar los síntomas asociados al coronavirus: fiebre, tos y dificultad para respirar.

Decidieron no solicitar las pruebas del virus “ya que eran síntomas leves y hay tests limitados para toda la población”, explica esta psicóloga, por lo que tanto ella como sus padres realizaron la recuperación en casa y con seguimiento de su centro de salud. Paracetamol, ibuprofeno, mucho líquido y reposo. Ésas han sido sus vías para poder superar la enfermedad.

Dedicar el tiempo del confinamiento a ayudar a otras personas a través de Cruz Roja es un decisión que llevaba tiempo barajando debido a los llamamientos que han realizado los colegios de psicólogos y las instituciones para que los profesionales de su rama se ofrezcan como voluntarios para atender a familias y personal sanitario. Por el momento, y aunque está asintomática, Marta no saldrá de casa ya que la carga vírica que aún tiene en su cuerpo puede ser suficiente para contagiar.

Así, la teleayuda y el envío de cartas tal vez sean sus primeros cometidos para luchar contra la soledad que muchas personas están experimentando en Córdoba. Sobre la imposibilidad de velar a los familiares fallecidos, tal y como está ocurriendo debido a restricciones del Ministerio de Sanidad, esta joven recalca que “para nuestra sociedad es una anomalía no poder” acompañar a nuestros familiares en sus últimos momentos con vida o en el mismo tanatorio, lo que provocará que sea más difícil llevar el duelo de la pérdida.

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