Los vecinos celebran añorando a Miguel Amate los tres siglos de la Piedra Escrita
San Agustín, la Piedra Escrita, el Carnaval, Las Angustias y Miguel Amate. En una esquina se concentran siglos de historia de Córdoba. Los vecinos de San Agustín han organizado este sábado un particular homenaje a los tres siglos que acaba de cumplir la fuente de la Piedra Escrita, en una tarde en la que ha habido constantes recuerdos a su vecinos más ilustre, el carnavalero Miguel Amate, que murió hace algo más de un año.
La asociación de vecinos de San Agustín ha organizado un homenaje a la fuente en la que, desde luego, se ha preguntado por el origen de su hombre y también por cuál era el caño bueno y el caño malo. En el acto, ha habido presencia institucional, con un discurso del alcalde, José María Bellido, y mucha ciudadana. El poeta del barrio José Antonio Blas Lara leyó un poema compuesto por él misma que desató los aplausos de sus vecinos y corrió a abrazarse con el padre de Miguel Amate, al que todos los intervinientes tuvieron palabras de cariño.
El propio alcalde planteó, en su intervención, el debate sobre el origen del nombre de la Piedra Escrita. El regidor sostuvo la teoría de Teodomiro Ramírez de Arellano, que se sostiene en una basa romana, una piedra escrita. Los vecinos proyectaron un vídeo en el que, tras un análisis de Charo Serrano, se retrotrajeron antes incluso de la construcción de la fuente, en el año 1721, cuando se descubrió que dos siglos antes la antigua calle Moriscos se llamaba, precisamente, de la Piedra Escrita. Misterio resuelto. Supuestamente.
Pero la fuente barroca más famosa de Córdoba esconde más incógnitas. Hasta no hace muchos años, los vecinos distinguían entre el caño bueno y el caño malo. Uno de los surtidores suministraba agua de la fuente de la Fuensantilla. El otro, de las aguas potables de la ciudad. Pero, ¿cuál era el bueno y cuál era el malo? ¿El de la izquierda o el de la derecha? ¿El de la Fuensantilla o el de las aguas del Ayuntamiento?
Todas estas preguntas, desde luego, dan para una comparsa como la de Miguel Amate, que tampoco faltó al homenaje a la fuente, pero también al carnavalero más famoso de Córdoba que siempre se inspiró, precisamente, en la Fuente Escrita.
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