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Con la ilusión de cada Domingo de Pasión

Procesión infantil del colegio Franciscanos | TONI BLANCO

Rafael Ávalos

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Son complicados estos días. Las inclemencias meteorológicas mantienen en vilo a los cofrades de la ciudad. Así es desde hace unas jornadas y así es también a siete de un nuevo Domingo de Ramos. La Semana Santa está tan próxima que casi se siente, tal y como ocurriera el sábado en La Fuensanta con la primera salida de Nuestro Padre Jesús de la Bondad. Una cita ésta que fuera histórica pero que quedara deslucida a su comienzo y a su conclusión por una lluvia que este Domingo de Pasión es insistente. Pero este hecho no es óbice para que la más entrañable de las procesiones tuviera lugar un año más en el barrio de Levante. Ésta es la que tradicionalmente celebra el colegio Santa María de Guadalupe con el apoyo, como siempre, de la hermandad de la Soledad. Se establece de esta forma el vínculo entre entidades franciscanas.

Desde primera hora de la mañana tocaba mirar al cielo una vez más. Sobre todo tras la inquietud que generó la lluvia la noche del sábado en torno al Santuario de Nuestra Señora de La Fuensanta. A las cinco de la tarde estaba prevista la salida procesional del colegio franciscano de Santa María de Guadalupe. Y minutos antes no eran pocas las personas que ante las puertas de la iglesia homónima y anexa al centro educativo aguardaban el momento en que la Semana Santa la anunciasen los más pequeños en su tarde de ilusiones. Las gotas ya caían justo antes de que el cortejo pusiera punto de arranque a su recorrido por las calles próximas a la escuela. El desfile se iba a llevar a cabo y lo desapacible del tiempo no impedía que los niños y niñas disfrutaran.

Como es habitual, alumnos y alumnas con atuendo franciscano abrieron la comitiva. En ésta se encontraban también romanos y mantillas. No faltó detalle, nunca lo hace, en una procesión en la que el protagonismo era única y exclusivamente para los más pequeños. Los que gozaban de una edad mayor fueron los encargados de portar las imágenes que tradicionalmente desfilan en esta cita: un Jesús Nazareno y una Virgen de la Soledad. Mientras, los sones corrieron a cargo otro año de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Fe en su Sagrada Cena. La lluvia no cesó tras los primeros metros de trayecto, que el cortejo continuó animoso bajo los paraguas de padres y madres, de docentes que, por supuesto, atendieron el bienestar de los chicos y las chicas del colegio Santa María de Guadalupe. Al igual que los voluntarios de la propia hermandad de la Soledad.

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