#Héroes sin capa | Guardia Civil: “La norma general es que se ha respetado de forma escrupulosa el confinamiento”
La Guardia Civil ha cobrado una importancia vital en los municipios de la provincia durante el estado de alarma, ya que, al tiempo que ha mantenido su trabajo de prevención de la delincuencia, ha impulsado su labor de correa de transmisión entre distintos estamentos de la sociedad. La imagen que ha sido habitual es la de los agentes del instituto armado prestando servicios que se podrían catalogar de “sociales” como el traslado de material sanitario a residencias de mayores y ayuntamientos.
Un ejemplo es la labor prestada por el cuerpo en Montilla, un puesto cuyo responsable es el teniente Alfredo Lorenzo, de 47 años. Lorenzo ha participado en todo tipo de dispositivos durante el último mes y medio en el que, según reconoce, la principal complejidad y esfuerzo que se ha llevado a cabo ha sido para “adaptar el servicio a los nuevos requerimientos sin dejar de lado las misiones que presta regularmente la Guardia Civil de protección y auxilio”.
Como miles de agentes del cuerpo, ha tenido siempre un pie en la calle. Y, como todos ellos, este desempeño ha supuesto la mayor complejidad en el ámbito personal. El teniente convive con su familia en el cuartel de la localidad y, como todo el mundo, ha tenido que adaptarse a las medidas de protección “de una forma un poco más extrema”, ya que al haber estado de servicio en la calle “de manera continua” ha hecho que estuviera más expuesto. En cualquier caso, aclara que, más que miedo, lo que ha sentido en todo momento ha sido “respeto” ante esa amenaza invisible.
El principal temor ha sido el de poder llevar el contagio al hogar. Ante ello, Lorenzo ha aplicado unas medidas “tan simples como efectivas”: Sencillamente se desprendía del uniforme en las dependencias de la Guardia Civil y no en casa y mantenía la higiene de manos y las pautas gubernamentales.
“Ha habido que volcarse en potenciar las funciones de auxilio atendiendo a personas más vulnerables”
Todo porque no ha pasado por su cabeza otra cosa que recorrer su demarcación durante el estado de alarma, en el que “ha habido que volcarse en potenciar las funciones de auxilio a personas más vulnerables, como enfermos, víctimas de violencia de género o de violencia intrafamiliar”. Especialmente en zonas rurales, donde hay casas de campo con personas mayores confinadas o mujeres y personas en esta situación. “Eso nos ha obligado a incrementar la vigilancia y los contactos para evitar que el confinamiento suponga un agravante de su situación”, explica el teniente.
La otra labor que no ha decaído ha sido la de prevención y vigilancia, especialmente en segundas residencias y explotaciones agrícolas particulares, que podrían haber sido objeto de los robos aprovechando el estado de alarma y el abandono forzoso de sus propietarios. Lorenzo reconoce que trabajo no le ha faltado y se atreve a poner incluso buena nota a la sociedad, que, según asegura, como norma general, “ha respetado de forma escrupulosa el confinamiento”.
“Teniendo en cuenta el gran esfuerzo que supone pasar de la noche al día a una situación de confinamiento, calificaría que la inmensa mayoría de la población en Montilla se ha comportado de manera ejemplar”, reafirma el teniente, que no oculta haber vivido también algunas situaciones “un poco más curiosas”, como aquella vez que sorprendieron a una pareja burlando el confinamiento para hacer el amor en un coche.
Anecdotario aparte, Lorenzo reconoce que lo que más le ha llamado al atención ha sido “la solidaridad de la gente con las fuerzas de seguridad, los sanitarios y el personal que ha tenido que trabajar”. “Se ha sentido mucho cariño por parte de todas las personas”, resume el oficial.
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