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Estudiantes cordobeses abandonan Madrid ante los rumores del cierre de la Comunidad por el coronavirus

Teresa Luque y Rafa Agüera, estudiantes cordobeses en Madrid.

María Hidalgo

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Muchos estudiantes de distintas partes de España están abandonando la capital debido a la suspensión de las clases. Entre ellos se encuentran varios cordobeses que están estudiando sus grados o realizando sus prácticas en la capital y que han decidido hacer las maletas debido a los rumores, ya desmentidos por el Gobierno autonómico, que anunciaban el cierre de la Comunidad. Sin embargo, otros estudiantes, como Paloma Gómez, han decidido no abandonar la ciudad. En su caso, por miedo a poner en riesgo de contagio a sus familiares, ya que en los últimos días ha notado algunos de los síntomas del virus, pero no ha podido realizarse las pruebas que lo confirman.

“En el puente de febrero mi madre me mandó un mensaje diciendo que estaba ya el coronavirus en Madrid y que tuviera cuidado y evitara coger el metro”, cuenta Paula García Velasco, estudiante de Música. Sin embargo, ella y su grupo de amigos “lo tomaron a broma” y siguieron “haciendo vida normal” debido a la cantidad de conversaciones que habían escuchado restándole importancia al virus. Incluso asistieron a la manifestación del 8M, donde “nadie estaba con mascarillas ni nada”, ha explicado.

El detonante se produce cuando, con el aviso de cierre de colegios, institutos y universidades el lunes 11, les aconsejaron que, si no eran de Madrid, abandonaran pronto la ciudad, ya que había rumores del cierre de la Comunidad. A raíz de eso, los estudiantes comenzaron a hacer las maletas y a reservar sus viajes, ya que temían quedarse sin billetes. De hecho, como ha subrayado Paula, “el conservatorio estaba desierto en cuestión de horas” al día siguiente.

Es similar el caso de Curro Paniagua, también universitario, que decidió volver a Córdoba después de que muchos de sus compañeros abandonaran en la mañana del martes la residencia en la que viven. “Decidí volverme porque no quería quedarme allí solo”, cuenta detrás del teléfono, “se han quedado 3 o 4, la residencia está vacía”. Además, la universidad no les está facilitando información rápido, algo que también está sucediendo en la universidad de Alfonso, otro cordobés que estudia su carrera en Madrid. “La información nos llega por cuentagotas”, ha explicado, “la universidad no está preparada para una situación así y los profesores tampoco se están poniendo de acuerdo para unificar criterios de cara a favorecer el trabajo de los alumnos”.

Alumnos de prácticas

La situación de los alumnos de prácticas es diferente, ya que el trabajo en sus empresas no se ha suspendido, pero la mayoría de ellos llevan teletrabajando toda la semana. Es el caso de Teresa Luque, Rafa Agüera y Jaime Tejero, que han aprovechado la posibilidad de teletrabajar para regresar a Córdoba con sus familias sin necesidad de interrumpir sus prácticas.

“El lunes salí de las prácticas y me encontré con la noticia del cierre universidades”, explica Teresa Luque, que realiza sus prácticas en una multinacional de la capital. Tras recibir esa noticia y hablar con su mánager, llegó a su piso y sus compañeras gallegas le recibieron con la decisión de marcharse al día siguiente. “Ellas se cogieron un vuelo y yo cambié el AVE a la mañana del martes”, pues en su empresa ya le permitían teletrabajar. Según ha contado al otro lado del teléfono, “el mayor miedo era que nos pusieran en cuarentena en Madrid y tenernos que quedar allí solas”.

Esa misma noche decidió bajar de su casa para comprar la cena, pero le sorprendió un supermercado inundado de personas y una cola de 45 minutos para comprar un par de aguacates. “Me daba un poco de vergüenza grabar, pero es que me pareció alucinante”, cuenta Teresa después de mostrar los vídeos de ese momento, donde, además, pudo comprobar que los madrileños “tienen el ánimo bastante crispado”, pues presenció alguna discusión por los puestos en la cola.

También estaba vacío de comida y lleno de gente el supermercado de debajo del piso de Rafa Agüera, que realiza sus prácticas de auditoría en una empresa de la capital. Antes de que se anunciara el cierre de universidades, su equipo de trabajo ya se había planteado teletrabajar, pues todos los días tienen que coger el metro, “uno de los focos de contagio más importantes en Madrid”, cuenta Rafa al otro lado del teléfono mientras utiliza ese mismo metro. En su caso, la vuelta a Córdoba surge del “miedo a la desconexión” si cerraran la Comunidad, pero también de su familia.

Por otro lado, la mayoría de estos estudiantes considera que el cierre de universidades no es una medida efectiva, ya que mucha gente se concentra en otros espacios e incluso sale de fiesta, aparte de que favorece que los alumnos regresen a sus ciudades. “Es verdad que puede dar posibilidad a contagios”, explica Jaime Tejero, estudiante de prácticas en una multinacional de telecomunicaciones, que ya tenía planeado volver a Córdoba debido a un compromiso. Jaime, junto con los otros cuatro cordobeses que vuelven juntos en coche mientras nos cuentan su situación, considera que medidas como la cancelación de eventos públicos “se están tomando muy tarde”, ya que algunos de ellos pudieron asistir a un concierto el lunes, y que “quizá deberían empezar a tomarse en Andalucía antes de que se vaya de las manos”.

El caso de Paloma Gómez

El caso de Paloma Gómez es similar al de estos tres cordobeses, ya que es una estudiante de Comunicación en Córdoba que está realizando sus prácticas en Madrid y que cuenta con la posibilidad de teletrabajar. Sin embargo, su situación es especial. “Justo en este auge de coronavirus y escándalo, yo me he puesto mala”, explica Paloma, que comenzó a sentir alguno de los síntomas durante el fin de semana. Puesto que no podía contactar con un número habilitado para casos como el suyo ni con los servicios médicos, decidió acudir a su centro de salud, que, para su sorpresa, se encontraba vacío. Aún así, el médico de urgencias que la atendió no pudo realizarle la prueba debido a su escasez y a que no podía saber si había tenido contacto con alguien contagiado, por lo que Paloma volvió a su casa a hacer la cuarentena.

Ya que se encontraba mejor y que sus prácticas terminarían el viernes 13, y no pudiendo encontrar otro trabajo porque las ofertas y entrevistas están paralizadas, en “un momento egoísta” pensó regresar a casa con su familia. Después de ponerlo el grupo de Whatsapp familiar, su hermano la llamó y la advirtió de los riesgos de contagiar a sus familiares en caso de que fuera portadora del virus. “Quédate en tu casa. Si te aburres, te reinventas”, le dijo su hermano, que la convenció rápidamente de permanecer en Madrid.

Viviendo la situación actual tan de cerca, Paloma es consciente de que hace falta mucha concienciación sobre el virus, sobre la situación en los hospitales y sobre los riesgos de contagiar a personas a las que “sí le puede suponer un problema”. “Es verdad que ha habido mucho flujo de gente que se ha visto con teletrabajo o sin hacer nada aquí y se ha ido a sus ciudades. Córdoba, por ejemplo. Por una parte, los entiendo, porque yo también llegué a pensar eso durante unos minutos. Pero luego, por otra parte, me parece un poco egoísta en el sentido de que, aunque tú no tengas síntomas ahora mismo, puedes tenerlos, o puedes ser portadora del virus aunque no tengas síntomas. Y estás llevando el virus a otras ciudades”, ha concluido Paloma, que aún no sabe si ha pasado el coronavirus o un simple catarro.

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