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Carmen Linares: flamenco y poesía en el Gran Teatro

Carmen Linares, y su espectáculo, en el Gran Teatro | TONI BLANCO

Alejandra Luque

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La cantaora jienense rinde homenaje a las letras de Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca y a la música de Manuel de Falla

El Gran Teatro se llenó de poesía. Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca acudieron a la cita. Y, junto a ellos, la música de Manuel de Falla. Las tres figuras universales estuvieron sin estar. Se sintieron sin estar. Y se recordaron sin estar.

Los tres “revolucionarios” del flamenco acudieron al Encuentro de Carmen Linares. Y, ¿por qué ellos tres? Porque “los tres coincidieron en su visión de la tierra y la expresión popular; los tres consideraron al flamenco como la fuente más clara donde el agua cantaba por sí sola con naturalidad”.

La cantaora jienense comenzó su espectáculo recordando a Manuel de Falla. Y la excusa fue perfecta: la celebración del centenario de El amor brujo. Pero la de anoche no era la primera vez que la artista cantaba esta pieza de De Falla. Ya lo hizo antes en multitud de ocasiones, aunque siempre con una formación clásica.

En esta ocasión, Linares presentó en el Gran Teatro una revisión de la obra del compositor gaditano con la compañía del grupo Camerata Flamenco Project, el baile de Vanesa Aibar y el toque de Juan Carlos Gómez. Junto a ellos, dos guitarristas de primera categoría, Miguel Ángel Cortés y Eduardo Trassierra.

Linares recordó a Manuel de Falla gracias a cinco canciones que marcan la calidad musical de El amor brujo, como son Canción del amor dolido, El círculo mágico, Canción del fuego fatuo, Canción de la bruja fingida y Las campanas del amanecer. Linares fue la voz elegida para reestrenar la versión original de El amor brujo en la inauguración de la VI Bienal de Arte Flamenco de Sevilla. Y anoche llegó a Córdoba

Tras este comienzo, el escenario pasó a estar ocupado únicamente por la orquesta. En ese momento, sus componenetes dedicaron una pequeña actuación en solitario que arrancó los aplausos de un público que ya empezaba a respirar. La intensidad del espectáculo desde el inicio te ralentiza la respiración y el pestañeo porque, en cualquier momento, puede pasar algo que ya no volverá a repetirse.

Tras el homenaje al artista gaditano, Linares pasó a rememorar la figura de Juan Ramón Jiménez con la puesta sobre el escenario de Martes y soles, Dejadme en el jardín flagrante, Álamo blanco o Con tu voz. Todavía quedaba a una tercera figura por homenajear, Federico García Lorca, cuando los dos guitarristas mostraron sus dotes con la seis cuerdas. Primero, Eduardo Trassierra. Después, Miguel Ángel Corés. Ambas actuaciones la hicieron también en solitario, como hizo antes la orquesta, y a cámara negra. Sólo una guitarra. Al natural.

Y llegó el momento de Lorca. Para él, Linares eligió La leyenda del tiempo y sus Bulerías lorquianas, aderezadas con el cante flamenco de la cantaora. “Con Lorca terminamos”. Y el espectáculo puso fin a la noche del flamenco en el Gran Teatro con Anda jaleo. Ya se acabó el alboroto. Y finalizó.

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