Cambio de tiempo en proceso: las lluvias ya están aquí
El diccionario de la Real Academia Española define el ábrego como «un viento templado y húmedo del sudoeste, que trae lluvia». Los ábregos, en meteorología peninsular, son los vientos soñados para paliar situaciones de sequía en el sudoeste. Y esa es, en resumidas cuentas, la situación que vamos a tener a partir de la próxima semana. El cambio de tendencia al que apuntábamos el pasado lunes debería pasar a ser un hecho durante la próxima semana, en la que a falta de definir frentes, intensidades y acumulados, se puede empezar a hablar de tener el paraguas como aliado inseparable hasta nueva orden.
Un fin de semana frío para romper el bloqueo atlántico
Como ya avanzásemos, el fin de semana estaría marcado por un acusado descenso de las temperaturas, tanto máximas como mínimas, al abrigo de una baja muy fría que desde el interior del continente se ha desplazado hasta el Mediterráneo, favoreciendo la entrada de aire frío hasta la península Ibérica. Una entrada fría del nordeste, escasa en precipitaciones, cuyas consecuencias más palpables serán el descenso térmico mencionado, más notable no obstante en el cuadrante noreste peninsular.
Al mismo tiempo que se produce esta entrada fría, sobre el Atlántico Norte va a generarse uno de los ingredientes necesarios para el cambio de tendencia que se nos viene encima. Arengado por el Vórtice Polar norteamericano, el anticiclón de las Azores va a alimentar de aire cálido oceánico el polo norte, generando una suerte de burbuja anticiclónica cálida que hará las veces de ariete para desplazar hacia el sur las masas frías y húmedas. De dicho descenso latitudinal, se romperá así el bloqueo atlántico que ha mantenido en barbecho al suroeste peninsular. Se abre así la puerta a las borrascas en latitudes medias del Océano Atlántico en el hemisferio norte.
Episodio de ábregos a corto plazo
De las consecuencias inmediatas que tenga el bloqueo ártico se deriva un escenario con una interpretación bastante probable. Como ya se avanzase el pasado lunes, existía acuerdo entre los dos grandes modelos en dibujar un episodio de circulación retrógrada sobre Europa, desplazando hasta las regiones occidentales del continente una masa de aire gélido de origen siberiano, y que muy posiblemente pase a los anales meteorológicos europeos de la historia reciente. Con isos de hasta -15 °C a 850 hPa (unos 1.500 metros) abrazando la mitad norte de Francia, promete dejar registros en superficie extraordinariamente bajos, especialmente entre las jornadas del domingo al miércoles.
La masa de aire siberiano en un primer momento no afectará los dominios ibéricos, aunque sus consecuencias directas, y sobretodo indirectas, se notarán igualmente en nuestro territorio. Y es que al mismo tiempo que se produzca dicho desplazamiento sobre territorio francés, al otro lado del Atlántico, andará gestándose lo que según la mayoría de modelos meteorológicos debe suponer nuestro foco de atención.
Con el bloqueo atlántico desplazado hasta el Ártico, y la masa de aire siberiano centrada sobre el interior de Europa Occidental, se abre la compuerta de Azores desplazando el flujo de entrada de las borrascas atlánticas en el entorno del paralelo 40, que es donde viene a situarse nuestra península. Configuración ideal para la entrada de borrascas por el sudoeste peninsular, situación de ábregos de libro.
Así pues, desde el próximo lunes deberían empezar a afectarnos la entrada de frentes gracias a la aproximación de una profunda borrasca hasta la península Ibérica. Una jornada que debería ser la primera de muchas en la que la lluvia sea la protagonista meteorológica de nuestra geografía, y en la que el valle del Guadalquivir tiene mucho que decir ya que la experiencia demuestra que el comportamiento de nuestra geografía para “encarrilar” los ábregos, tiende a dejar importantes acumulados por toda la cuenca.
Disputa de modelos a medio plazo
Aunque el episodio de ábregos tiene visos de prolongarse en el tiempo, la incertidumbre para dichos plazos aún es alta por la propia naturaleza del cambio de tendencia. Como se puede intuir en lo dicho anteriormente, sobre Europa Occidental van a confluir durante la próxima semana dos eventos meteorológicos de distinta naturaleza. Por un lado una masa de aire muy frío asentada sobre Francia y sus inmediaciones, con movimiento retrógrado, y por otro la entrada de borrascas por latitudes que tienden a ser especialmente húmedas.
Dos movimientos de sentido opuesto que en algún momento podrían encontrarse y para el cual aún no existe definición. Aún está por ver si el encuentro será en forma de choque de masas, y dónde, o si habrá “cabalgamiento” de una masa sobre otra, con una interacción más leve. Los modelos aún no aciertan a cerrarla, y bien podría aún deparar interesantes sorpresas en algunos puntos de la Península, pero lo que sí parece probable es que de la misma salga un prolongado episodio de lluvias. El pasillo se ha abierto, que empiece la fiesta.
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