Somos la media de las cinco personas que nos rodean
Esta frase no es mía. Me la enseñó hace tiempo mi buen amigo Honorio González (coach, socio y sobre todo eso, buen amigo, como un hermano me atrevería a decir). Un día, en uno de esos cafés mañaneros en pleno invierno hace 2-3 años, estábamos discutiendo sobre la conveniencia o no de aliarnos en un proyecto con otra empresa. De ahí surgió la situación del famoso “qué dirán” cuando vieran que ambas empresas íbamos de la mano. Para acabar, finalmente, en unas reflexiones sobre quién tenemos al lado profesional y personalmente, y cómo, sin valorarlo muchas veces, estas personas influyen de manera considerable en nuestro día a día.
Hace poco me contaba mi mujer una reflexión de un libro que estaba leyendo. En ella hablaba precisamente de la importancia de las relaciones entre las personas, de cómo dependiendo de cómo fueran las personas que tenemos a nuestro alrededor nos veremos influenciadas por ellas de manera positiva o negativa. Hablaba de las personas “tóxicas” (siempre me hizo gracia este tema, parece que hablamos de un super villano). De cómo este tipo de personas son capaces de anular la personalidad de quien tienen al lado, de conseguir que cambie y se comporte de manera totalmente diferente a como nos tiene acostumbrados. De transmitir pesadumbre y negatividad ante las situaciones de su día a día, consiguiendo en definitiva que su vida sea una autentica “mierda”.
Parece una tontería, pero es bastante más importante de lo que muchas veces pensamos.
En el mundo empresarial, en los equipos de trabajo, en las relaciones profesionales en definitiva, este aspecto se vuelve crucial, pues no solo afecta a nuestra productividad o capacidad de conseguir los objetivos sino que también nos puede transformar personalmente. Si en nuestra vida personal nos rodeamos de gente que nos hace ser “especialmente negativos”, la mayoría de las veces tenemos la posibilidad de apartarlos y recuperar nuestra senda. Pero en el mundo profesional no es así. No existe esa capacidad de maniobra tan rápida y ágil que nos haga virar de rumbo, ya que puede no depender de nosotros el tener a unos compañeros de trabajo que nos amarguen la vida. O un jefe que haga que ir todos los días a nuestro puesto de trabajo sea un infierno exento de motivación. O tener a unos socios de empresa que enfrentarnos al solo hecho de trabajar nos desmotive sobremanera.
Por eso, está en los empresarios, en los líderes de equipo, el tener a los miembros motivados y en el mejor ambiente posible de trabajo. Porque si eso es así, detectaremos rápidamente quiénes son esas posibles personas tóxicas del equipo. O cuales son los problemas que afectan a cada uno y que hacen que no rindan como deberían. Ya hablé en su momento del “salario emocional”, pero ahora voy más allá porque no hablo solo de que el equipo se sienta recompensado por su esfuerzo en la empresa y que ésta sepa valorarlo. Hablamos de que el equipo se sienta cómodo en el equipo, es decir, que cada uno de sus miembros se sienta importante, respetado y valorado. Y eso no es fácil. La condición del ser humano no lo hace fácil, mas bien.
Por eso tenemos que intentar rodearnos siempre de personas que consideremos que son mejores que nosotros, así nos empaparemos de sus habilidades y aprenderemos, mejorando profesionalmente, pero también en lo personal.
Hace tiempo me tocó ser el coordinador de educación de un grupo de profesionales. Una de las sesiones la hice con este mismo título, “Somos la media de las 5 personas que nos rodean”, y acabé la charla con una reflexión, un poco basta todo sea dicho, pero muy práctica, y que con el permiso de los “supertacañones cordopolianos” y mi mujer, os dejo a continuación:
“Somos la media de las cinco personas que nos rodean. Si nos rodeamos de mojones, acabaremos siendo las diarreas de sus vidas”. Así que aplícate el cuento, ya lo sabes, valora de quién te rodeas y considéralo importante.
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