¿Cuál fue ese profesor que te marcó?
Seguro que hay en vuestras memorias, o en vuestros presentes, algún docente de esos que consiguió el milagro de que su asignatura os pareciese maravillosa. ¿Quién iba a imaginar que el aburrido y carca Latín iba a convertirse en algo tan fundamental en nuestras vidas? ¿Cómo íbamos a imaginar que esa loca profesora de Química iba a acercarnos su rocosa materia como la ciencia del amor? Me encantaría que compartiéramos nuestros recuerdos de los buenos profesores que han pasado por nuestras historias.
Yo voy a poner algunos ejemplos, un par de ellos en primaria, otro en secundaria y otro en la Universidad.
Don Teodoro y Don José Luis (no recuerdo los apellidos, ¿quién recuerda los apellidos de los maestros de primaria?) fueron los primeros artistas de mi profesión que tuve la suerte de disfrutar. Con el primero de ellos aprendí a memorizar, algo que me resultaría muy útil en mi vida profesional. Jamás se me olvidará donde nacían, por dónde pasaban y donde morían todos los ríos grandes de la península; o las capitales de las provincias que formaban cada una de las autonomías. Con el segundo me metí de lleno en las Ciencias, la base de mi currículo. Recuerdo la anécdota en la cual, un compañero no muy espabilado, le preguntó en 7º de EGB: “Maestro, ¿qué es correrse?”. Don José Luis, lejos de regañar al niño, o asustarse, o mirar para otro lado, nos explicó de una forma natural y científica qué era la eyaculación. Sin inmutarse. Ejemplo de solera y tablas ganadas con tantos años de pizarra y tiza.
Como ejemplo del Bachillerato pongo a Fernando Benito, profesor de Filosofía de COU. Fue capaz de abrirme un mundo totalmente cerrado para mí. Desde entonces Platón, Aristóteles, Kant, Descartes, Nietzsche, Habermas, Ortega, Marx, entre otros, dejaron de ser simples pesados a los que había que estudiarse, para convertirse en la base de mi pensamiento crítico. Hasta tal punto llegó mi pasión por la Filosofía, que estoy seguro de que si llega a poder estudiarse en Córdoba ahora no sería químico.
Finalmente, Manuel Medina me impartió la asignatura “Aditivos Alimentarios” de 4º de Química. Hizo de una simple optativa una auténtica demostración didáctica. Sus clases eran magistrales puras, es decir, él hablando y nosotros cogiendo apuntes. Él llegaba, decía buenos días, nos daba una lección inolvidable sobre la importancia de los conservantes, decía adiós y se largaba. Eso sí, su discurso era tan interesante y tan útil que fue una pena no haberlos grabado. Mis compañeras andaban loquitas por él, algo que yo no entendía demasiado. Cuando les pregunté el porqué de este baboseo adolescente (básicamente, intentando comprender porque no me babeaban a mí, más joven y cercano), casi todas me respondieron lo mismo: ¿no ves lo bien que habla?
Ahora os toca a vosotros. Utilizad los comentarios para ilustrarnos sobre esos profesionales que influyeron tanto en vuestros currículos como, quizá, en vuestras vidas. ¡Ánimo!
Pd: hoy sí podéis decir nombres.
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