Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
Cómo pudimos informar desde 'Cordópolis' del gran apagón en Córdoba

Un día de hace casi 13 años, cuando fundamos Cordópolis, se nos presentó en la redacción Fabricio Galadí con una vietnamita, la histórica multicopista de la Transición. Manuel J. Albert y yo evocábamos que, el día en el que se cayese internet y la electricidad, tendríamos que usarla para mantener vivo el espíritu cordopolita: informar a la gente lo más rápido posible y en el escenario más improbable. Soñábamos con usar la vientamita de Fabricio: un folio, un titular (Apagón en Córdoba) y varios párrafos. Pensábamos hasta en ir nosotros mismos a repartir ese folio en forma de octavilla desde la plaza de Las Tendillas.
Este lunes me acordé de la vietnamita de Fabricio y de una historia que siempre le cuento a las personas que se incorporan a la redacción de local-cultura-sociedad de Cordópolis. Y este lunes fue precisamente el primer día de Jesús Ventura, que se acaba de incorporar desde Deportes.
A las 12:33 estábamos en redacción cuando se apagaron los ordenadores de mesa. El portátil de Juan Velasco, con más tiros pegados que la vietnamita de Fabricio, seguía encendido. En segundos comenzaron a llegar mensajes de desconcierto: el apagón también afectaba a Sevilla. Después los compañeros de elDiario.es en Madrid lo ratificaban y de ahí se propagó a toda la Península. Nos habíamos quedado sin internet, pero no sin datos en los móviles. Tardamos menos de un minuto en conectar el ordenador de Juan a los datos y en publicar la primera información: Apagón en Córdoba, se titulaba. Mientras, en la sala de prensa del Ayuntamiento, nuestra compañera Carmen Reina junto a redactores de Córdoba y ABC, se había quedado encerrada por unos momentos. Las puertas automáticas no funcionaban. Las dos últimas piezas que publicó tenían que ver con la hora del alumbrado de la Feria y con cargadores para vehículos eléctricos. Chispas.
Como siempre ocurre cuando hay un apagón, recibimos una avalancha de visitas de lectores tratando de saber qué estaba pasando. Pero poco a poco el alud se venía abajo. Las conexiones eran cada vez más difíciles. Y Red Eléctrica anunciaba que la cosa iba para largo.
Portátiles. Los ordenadores de mesa no iban a funcionar y necesitábamos los de baterías. Y móviles con datos y carga. Rápidamente, en redacción nos hicimos con tres ordenadores que fuimos racionando. Juan Velasco y Carmen Reina apuraban la crónica general. Jesús Ventura debutaba y se iba con Rafael Madero Cubero a la estación de tren y al hospital. A contar qué estaba pasando allí. En elDiario.es también tiraban de datos y de las redacciones en Canarias y Baleares, con electricidad e internet, y con capacidad para llegar donde nosotros no podíamos.
De vuelta a casa, al mediodía, Carmen Reina pudo documentar el desalojo de la estación de tren y el traslado de varios pasajeros por el Vial. Pero poco a poco, las conexiones comenzaron a caer. A partir del mediodía, la comunicación se volvió analógica. Alejandro Jiménez fue, por momentos, “el único soldado en pie”, el único redactor que podía entrar en el editor, actualizar y publicar piezas nuevas. Cristian López se quedó incomunicado en su pueblo, Montilla. Y muchos de los mensajes del resto de la plantilla (incluso los que estaban de descanso, como Alejandra Luque o Álex Gallegos) en el limbo de las telefónicas, a la espera de una cobertura que no regresó con normalidad hasta la madrugada.
Con Juan Velasco y Marta Jiménez intentamos montar una redacción improvisada en una azotea del casco histórico, sin éxito. Jesús Ventura entendió que lo mejor era regresar a la redacción, una quinta planta en la zona más elevada del centro de Córdoba, para buscar algo de cobertura. Con éxito. Volvimos. En tres horas conseguimos actualizar la situación, contar cómo la electricidad estaba regresando en algunos puntos de la Península y qué estaba pasando en Córdoba, con cientos de pasajeros varados en las vías, con una crónica de Juan Velasco en su ruta en busca de pilas, una radio analógica y una batería externa con carga suficiente para seguir aguantando hasta que volviera la luz.
Tras racionar portátiles y lograr una conexión con el único móvil con datos de toda la redacción, optamos por volver a casa. Y ahí llegó la desconexión total. A partir de las 21:00 ya fue imposible. Ni datos, ni llamadas, ni acceso a internet. Por primera vez en casi 13 años no podíamos contarle a los lectores qué estaba pasando. Rafael Madero salió a fotografiar la ciudad a oscuras, con la imagen del termómetro del Palacio de la Merced marcando las 12:33, con los policías y bomberos triplicando turnos, con voluntarios ayudando a gente.
No volvimos hasta las 4:00 de la madrugada, cuando los móviles se despertaron poco a poco. Y cuando se hizo de nuevo la luz. Fuimos los primeros en contárselo a los cordobeses. Incluso a muchos que todavía estaban a oscuras y que se quejaban, con razón, de que aún no tenían electricidad.
Para la próxima le pediremos la vietnamita a Fabricio. Aunque esperemos que no vuelva a suceder.
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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