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AP-41

Alberto Almansa

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Cuando leas esto, la mayoría absoluta del PP, el absolutismo de Rajoy, habrá desestimado prácticamente todas las enmiendas que la oposición ha presentado al borrador de los Presupuestos Generales del Estado. En el anteproyecto, me llamó la atención, que pese haberse anunciado un recorte de más del 50% en inversiones públicas, de nuevo el PP rescatara la autopista de peaje Córdoba-Toledo. Una obra ya contemplada por el Psoe, y que creí, ingenuamente, no se realizaría por la depresión económica que sufre el sistema. Pero me equivoqué, y el Ministerio que dirige Ana Pastor, la “rescata” para seguir apostando por un modelo demencial y antiecológico como son las vías de alta capacidad. Y aquí en los Presupuestos es donde ves la cara oculta de la crisis.

El Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, que alcanza hasta 2014, invertirá 144.826 millones de euros en carreteras, puertos, aves y aeropuertos. El transporte se llevará el 90% del total presupuestado. La vivienda tan sólo el 10%. Con estas directrices ya observas cuál es el destino de tamaña inversión. Leo la literatura del Plan y su redactor incluye en varios párrafos la palabra sostenibilidad, cuando es precisamente todo lo contrario.

La autopista en cuestión, sería la ampliación de la AP-41 que une Madrid con  Toledo y que explota una concesionaria formada por las grandes constructoras ISOLUX, COMSA, SANDO Y AZVI. Este pool de empresas,se encuentra en la actualidad en concurso de acreedores o lo que es lo mismo en suspensión de pagos. Hace unas semanas, la Ministra Pastor, como ya hiciera su antecesor socialista en el departamento, ha anunciado la entrega de 200 millones de euros de las arcas públicas a las concesionarias de autopistas de peaje, “para sostener la situación financiera de estas empresas”, al caer el tráfico en las autopistas de pago a niveles de hace 14 años, por el empobrecimiento de los conductores, que es el mismo que el del resto del país. En idéntica situación se encuentran las concesionarias de las R-3, R-4 y R-5 que se extienden en la periferia de Madrid.

Así es que en plena recesión, y visto el desastroso panorama que atraviesa el sector, el Gobierno del PP, le dará oxígeno y mucho dinero para nuevas autopistas de peaje como es la que se persigue aquí. Pero además, se va a cambiar la norma y las expropiaciones de los terrenos por donde habrá de pasar la carretera, ya no serán objeto de reclamación judicial, sino que se resolverán a través del arbitraje, con lo que será más barata la operación. También se modificarán las condiciones del riesgo que asumen las grandes constructoras, para que reciban más del Estado, caso de que el negocio vaya mal, como ya viene ocurriendo. Las autopistas las construirán estos grandes grupos ya mencionados que luego las cobrarán directamente al erario público o a los usuarios.

La autopista a Toledo,  es pues  una barbaridad  por su elevadísimo coste económico en las actuales circunstancias y hará además que se incremente el valor de la deuda, en una carretera que ya se observa tendría muy poco tráfico, no compitiendo con la gratuidad de la  A4, y sus recientes mejoras faraónicas en el paso de Despeñaperros, donde se han invertido 245 millones de euros para realizar 14,5 kilómetros de autovía,que reducen  a cinco minutos el paso por el desfiladero.

Desde el punto medioambiental, el trazado abriría un costurón en los Montes de Toledo y el Parque Natural de Cardeña-Montoro. Unos espacios protegidos y muy sensibles, donde la carretera alteraría el ecosistema de las especies que allí sobreviven al negocio y destrucción humanas, como son el lince ibérico, la cigüeña negra o el águila imperial.

De nuevo, aparecerán los voceros de las bondades de esta vía, “su aportación al desarrollo de las comarcas deprimidas, la conexión y el eje Córdoba, Ciudad Real, Toledo, Madrid; el turismo cinegético, el empleo que generará la obra, el aumento de la seguridad viaria” y otras publicidades que las grandes constructoras animarán para no encontrar resistencias a la iniciativa. Luego podrá ocurrir como con la A45 a Málaga, que muertas las zonas industriales, como Lucena, que tanto la demandó, quede como una vía desierta entre semana y carretera de lujo a la playa para los domingueros de Fuengirola.

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