¡Sinvergüenza!
En el diccionario de la lengua de la RAE (Real Academia Española) la expresión sinvergüenza tiene dos acepciones: la primera identifica a un bribón y pícaro, la segunda se refiere a quién comete actos ilegales o incurre en inmoralidades. La señora delegada del gobierno central en la Comunidad Autónoma de Madrid ha sugerido, en unas declaraciones efectuadas a un medio de comunicación, que una de las portavoces del movimiento social anti-desahucios podría tener conexiones con el entorno de la banda terrorista ETA. Es posible que se haya equivocado, que haya errado; entonces sólo tengo que esperar sus disculpas (y las aceptaré). Es posible que diga la verdad y... ya está tardando demasiado en poner en conocimiento del ministerio fiscal semejante acusación. Es posible que mienta a sabiendas. Si miente está incurriendo en una inmoralidad, es decir, según la Real Academia Española, debería recibir la calificación de sinvergüenza. Aunque no es menester mucho tiempo para equivocarse o para mentir, errar y mentir no es lo mismo.
De un tiempo a esta parte, la casta política (expresión utilizada por un conocido juez y por la inmensa mayoría de la sociedad) se comporta con evidente y excesivo nerviosismo ante situaciones (permitidas o generadas por ellos mismos) que son incapaces de gestionar y/o solucionar. En este enorme solar que habitamos, el problema de la vivienda (singularmente los desahucios que disparan al corazón de los más frágiles) se ha colocado en el centro del debate público. La casa, disponer de un techo, se pregona como un derecho. Sabemos que es falso (no está garantizado, no está protegido). Hay demasiada gente fuera de su casa (los desplazados). Hay demasiada gente que está en una casa que no es suya, que es ajena (los refugiados y acogidos). Hay demasiada gente encerrados en sus casas (los que se esconden, los temerosos, los que están solos). Hay demasiada gente que son echados de sus casas (los desahuciados). Hay, también, demasiadas casas vacías. Ay.
Equivocarse es humano (cuando se tienen responsabilidades públicas se deben asumir responsabilidades por el error cometido). Conocer una situación delictiva y no denunciarla es convertirse en cómplice (pasivo o activo). Mentir es... mentir.
Nota: es posible que yo me haya equivocado y que no sea la segunda acepción de la palabra. Es posible que se trate de la primera; la que identifica como sinvergüenza al bribón y al pícaro. Si es así, pido disculpas.
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