No estoy segura
Esta semana, en más de siete años que llevo en México, me he vuelto a plantear si siento miedo del lugar en el que vivo. ¿Estamos en una guerra? Aparentemente no, pero así es. Ya he contado otras veces que este país vive una guerra silenciosa por el narco, la violencia gratuita e innecesaria... ¿Qué nos recuerda el caso de María Villar, secuestrada y asesinada esta pasada semana? Nos recuerda que todos somos vulnerables, sí, vulnerables, que nadie está exento, que la calle en México puede ser más peligrosa de lo que aparenta. ¿Lo había olvidado acaso? No, nunca. Sé que no estoy en España, en Córdoba, donde puedo regresar a casa después de unas cervezas a las tantas de la noche sola, cruzar el puente de Miraflores sin miedo. Claro que aquí tomo mis precauciones, por supuesto, pero al igual que lo hacía esta chica de 39 años que no se subía en taxis no seguros, dejaba
constancia que iba en camino, etc. ¿Qué pasa? Que como le suelo decir a mis amigos, la vida aquí vale muy poco y este caso, este crimen, dicen que ni siquiera fue obra de una banda organizada sino uno malhechores sin vergüenzas que no siguieron los cauces después de haber cobrado el rescate. Unos 10 secuestros al día de media en México... claro que es para pensárselo. Impunidad es la otra palabra que te revuelve el estómago, las entrañas, tras conocer este tipo de casos y muchos que no saltan a los titulares de prensa.
Así está la comunidad española residente en el país azteca. No se habla de otra cosa, se vuelve a palpar el miedo, la inseguridad, pese a vivir en zonas acomodadas y teóricamente seguras de la ciudad. Conmoción. Un tiroteo, una balacera como aquí le llaman, en la puerta de un colegio de Polanco ocurrió también esta semana. Me contaba una amiga que a sus hijos la maestra les pidió que se tiren al suelo tan rápido como escuchen esos petardos. Pero no eran petardos... más crimen.
México, un país que no está en guerra declarada pero que recibe por parte de Estados Unidos a expertos en medio oriente para evaluar la verdadera situación de criminalidad. Miedo... una palabra de cinco letras. ¿Me podría pasar aquí lo mismo que en la Gran Vía una noche de fiesta o al salir del trabajo? No estoy segura... “no estoy segura” y nunca mejor dicho. Pero estoy segura de que nadie puede vivir con miedo, eso no es vida. Y aquí, mucha gente no tiene vida, pierde su vida con demasiada facilidad.
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