Ni generación perdida, ni voto perdido
Vaya añito se presenta. Tres procesos electorales en tres fechas muy distintas. ¿Y ahora qué hacemos? Vivimos fuera de España y queremos ejercer nuestro derecho a voto, a decir a nuestros políticos que por favor cuenten con nosotros, un gran activo de este país. Todos los jóvenes que en estos últimos años hemos tenido que hacer la maleta para buscar un futuro en otra tierra que sí nos ha dado oportunidades laborales, nos encontramos ahora ante la aventura de ejercer el derecho a voto en embajadas.
Se estima que en México, por ejemplo, donde me encuentro, vivimos más de 86.000 expatriados (o de “movilidad exterior” como le gustan llamarlo ahora) según el último censo realizado por el INE hace un par de años. Una oleada que es creciente y lo noto en el número de paisanos que me voy encontrando cada mes en reuniones de amigos.
Muchos de nosotros desconoce el proceso, es más, no hemos pisado la Embajada española ni para decir hola. En teoría deberíamos habernos dado de alta como residentes o residentes temporales ante cualquier eventualidad y posible evacuación del país. Sin embargo, paseas por los alrededores de la Embajada en Polanco y al ver la cola de personas, dices: va, otro día lo haré… Pero ahora no se admiten más demoras. Tenemos que ir a hacerlo puesto que nuestra presidenta andaluza Susana Díaz ha decidido un adelanto electoral de las autonómicas y nos faltan escasas semanas para realizar todos los trámites.
Por cierto, lo dijo hace dos semanas en Nueva York el líder de Podemos Pablo Iglesias, quien parece ser el único que se acuerda de los expatriados en todo el mundo y del concepto de “patria”, que cambia bastante cuando vives a miles de kilómetros de tu Córdoba. “La patria es ese conjunto de instituciones que garantiza el derecho al voto aunque estés fuera de tu país”. Vaya, creo que ha dado en el centro de la cuestión. Y añadió para enardecer a las masas, “queremos una España a la que podáis volver. Nunca más una España sin vosotros”. Y olé…
No voté en las elecciones europeas del pasado año, pero mi amigo (ya casi mi hermano) Paco sí quería hacerlo. Paco hizo cola varios días para cumplimentar los trámites, estaba decidido. Paco pasó semanas esperando en su casa de la Roma a recibir el prometido voto por correo y poder presentarlo en la Embajada. Paco no votó, nunca llegó su papeleta. Le digo ahora: ¡vamos Paco, hay que votar! Pero él reniega, descorazonado, dice: ¿para qué? Luego no mandan tu voto…
Me niego a creer eso y aunque sea por cabezonería quiero gritarle a estos representantes políticos que estamos aquí, en México, en Chile, en Estados Unidos, en Australia, en Inglaterra, en China… en tantos sitios por todo el mundo. Y somos esa generación que llaman “perdida”, pero espero que nuestro voto no sea perdido, (¡sí estamos en el mapamundi!) y este año podamos gritarle un par de cosas a estos partidos políticos que nos han colocado en esta situación.
Al menos que esta bitácora sirva para algo, para darnos voz, para lanzar un grito al ciberespacio… y ojalá alguien lo recoja al otro lado del “charquito”.
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