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Cuaresma “a la chita callando”: el reparto

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Antonio Ranchal

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Los ensayos se han ido sucediendo; los cultos se han celebrado ya, posiblemente; la limpieza está prácticamente terminada… Queda el reparto de papeletas de sitio.

El puesto que cada hermano ocupa en la procesión se define durante este reparto, que así se denomina, que se sucede cada año, precisamente, por Cuaresma.

No importa el lugar que vayas a ocupar en la procesión, debes solicitar tu sitio acudiendo a la hermandad en demanda de la papeleta que lo acredite.

Y así, los hermanos libremente ocupan los puestos en la cofradía; hay quien se siente llamado a ser costalero, bendita ilusión, para llevar a Cristo y a su Madre sobre los hombros; hay quien prefiere ser nazareno y engrosar así las filas de cirios de su hermandad, abriendo el camino que pisará más tarde Dios y su Madre. Y aunque su papeleta, costalero el uno, nazareno el otro, los identifique como diferentes, el sitio, el verdadero sitio que deben ocupar es el mismo, porque ambos así lo han elegido libremente.

Y ¿cuál es este sitio?, te estarás preguntando…

¿Cuál es tu Cristo, hermano?

Mi Cristo, el de los cristianos.

Sí, pero de qué color es tu túnica:

mi túnica, mi túnica no tiene color,

ni raza, ni sexo, ni religión…

Dime al menos, ¿por dónde pasa tu procesión?

Mi procesión, mi procesión va por dentro.

Y tú sitio, ¿cuál tu sitio, hermano?

Yo, yo soy celador de los pobres del Señor.

Ahí está el sitio de cada cofrade, no importa lo que ponga en su papeleta, el sitio está al lado de los más pobres, al cuidado de los más necesitados… Y no hay que ir muy lejos para encontrarlos...

¿Qué edad tienen tus padres? ¿Has ido a verlos recientemente? Ellos están deseando que vayas; olvídate ya de aquella tontería… Sabes además que a ellos les encantaría que te volvieras a hablar con tu hermano. ¿No crees que tu sitio está ahí?

¿Desde cuándo no juegas con tu hijo? Ya mismo será él el que no quiera jugar contigo. Sí, ya sé que llegas muy cansado a casa del trabajo… Pero él te necesita, sobre todo ahora, para ver en ti al hombre en el que se convertirá mañana. ¿No crees que tu sitio está ahí?

¿Y tu abuela? No has ido a verla desde que la operaron… Vale, estoy de acuerdo en que total, por su enfermedad, no te reconoce, incluso te confunde con otro; pero, ¿recuerdas cómo sonríe cuando te ve aparecer? ¿No crees que tu sitio está ahí?

Ya te digo, no hay que ir muy lejos, pero si elijes adentrarte estate preparado porque el mundo está lleno de gente que te necesita, gente con la que te cruzas a diario… Vecinos, compañeros de trabajo, gente de tu misma cuadrilla… Tu sitio, como cofrade, está ahí junto a los que más sufren, junto a los desechados de la sociedad: los viejos, los enfermos, los vagabundos, los extraños…

Cuando este año vayas a la casa de hermandad por tu papeleta de sitio, mírala bien, porque nadie te obliga a sacarla, es un acto que haces libremente y lo llevas haciendo, quizá, ya muchos años; como digo, mírala bien, porque en ella va escrito el sitio que te pertenece como miembro de esa hermandad en la calle y ya sabes que ese sitio no es otro que el que acabamos de comentar. Entonces, con tu papeleta en la mano corre a ver a tus padres y a tu hermano, ve a visitar a tu abuela en el hospital y la próxima vez que entres a tu parroquia para visitar a tus titulares, mira a la cara del pobre que siempre está sentado en la puerta y salúdalo; es un buen comienzo.

La papeleta de sitio, a modo de carné de identidad, es el documento que acredita que estás inscrito en la nómina de hermanos que van a hacer estación de penitencia y el puesto que tienes asignadoidentidad. Pues sí que van en serio estos de las cofradías... (El rotulador)

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