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Sobre este blog

Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.

La extrema derecha rompe España

Cartel que portaba una joven en una de las concentraciones en la calle Ferraz.

Sergio Gracia

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Por fin llegó el día. Por fin llegó el día en el que podemos decir sin tapujos ni miedos que la extrema derecha rompe España. 

Por fin llegó el día en el que pudimos ver la verdadera cara a la extrema derecha una vez que se ha quitado la careta de moderada, esa cara que llevamos denunciando muchos años algunos periodistas, académicos e investigadores mientras nos decían repetidamente que exagerábamos. Esa extrema derecha que se había camuflado de democrática y pulcra, y que se había erigido en la única defensora de la Constitución.

Por fin llegó el día donde ver a la extrema derecha enfrentarse a las fuerzas y cuerpos de seguridad, esas mismas fuerzas y cuerpos de seguridad a los que jaleaban cuando se iban para Cataluña. Antes sí le gustaba que dieran palos, ahora le sienta mal, les escupe, les tira piedras, los agrede y los insulta. Ver para creer.

Por fin llegó el día donde pudimos escuchar de boca de estos patriotas frases como “los borbones, a los tiburones”, “Felpudo VI”, “Felipe, masón, defiende tu nación”, “Viva Franco”, “Marlaska maricón”, “España cristiana, no musulmana”, “Con los moros no os atrevéis” o “La Constitución destruye la nación”. Dejando claro que esto nada tiene que ver con la amnistía. Esto tenia que ver con la ideología y el poder.

Por fin llegó el día donde ya no hay excusas para seguir blanqueando a la extrema derecha golpista, la extrema derecha que a través de manifiestos incita a golpes de estado y levantamientos contra el Gobierno o a favor del dictador Franco, o que da ruedas de prensa donde pide a las fuerzas y cuerpos de seguridad que “que no cumpla órdenes”, como hizo el pasado 8 de noviembre Abascal. Estos son los españoles de bien que dicen respetar el Estado de Derecho y la Ley.

La amnistía es la última “causa justa” de la extrema derecha por la que “derramar la sangre” como así quisieron vender el pasado día 8 los “camaradas” Chaparro y Luccini de Democracia Nacional tras la intervención de las fuerzas y cuerpos de seguridad. Aún no sabemos si venían de recogida de fiesta o si habían ido a la guerra de Ucrania.

Ante la falta de programas políticos y propuestas económicas serias, la extrema derecha siempre necesita causas imposibles por las que está dispuesta a entregar su vida, como pudimos ver a Alvise Perez o Bertrand Ndongo, que en el momento que vieron moverse a la policía, se retiraron cobardemente, o como han expresado algunos guardias civiles a través de un comunicado aludiendo en el mismo a su juramento como militares para “derramar sangre” en la defensa de España y la Constitución ¿Qué Constitución?¿La que aparecía en la pancarta de Ferraz el otro día?

No sabemos muy bien lo que quiere decir Abascal cuando dijo en la tarde del 9 de noviembre que “se inicia una resistencia civil” ¿Es una llamada a las barricadas? ¿Una incitación a un levantamiento militar? Para la extrema derecha, cualquier motivo es bueno para partir el país, llevándolo otra vez a la crispación y polarización social, y al odio más visceral.

Si alguien piensa que lo que está pasando a lo largo y ancho de este país alrededor de las sedes del PSOE es casual y espontáneo, es que quiere ver otra realidad. Y así lo ha intentado vender la derecha extrema y la extrema derecha. Una derecha extrema que está tan secuestrada por sus socios de gobierno que es incapaz de condenar enérgicamente estos actos, siendo con ello cómplice de cualquier cosa que pase por inacción.

Es tal el secuestro político que está sufriendo actualmente la derecha que es incapaz de criticar nada, ni siquiera las agresiones que están llevando a cabo los manifestantes contra los periodistas que están cubriendo dichos actos al más puro estilo trumpista.

Por supuesto que no me cabe ninguna duda que si esta semana ha sido dura, cuando se aproxime la investidura será aún más peligrosa y cuando los radicales y fanáticos se radicalizarán aún más si cabe. Habrá que ver hasta dónde están dispuestos a llegar. 

En esta ocasión, la extrema derecha y sus referentes políticos, empezando por Abascal, fueron especialmente cobardes, ya que lanzaron por delante a sus cachorros de Revuelta, así como varias plataformas y asociaciones afines. Eso sí, cuando vieron que esto tenía tirón, no dudaron en ponerse al frente de la protesta para tener la foto. Todo sea por ocultar el desfalco económico o la pérdida de 700.000 votos y 19 escaños. 

Revuelta ve la luz con otro nombre el pasado 1 de abril de 2022, cuando bajo las siglas de Plataforma 711 llevaron a cabo un acto violento en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) intentando llevar a cabo una charla desautorizada por la universidad con el líder ultraderechista Javier Ortega Smith. Que Revuelta es Plataforma 711 y que Plataforma 711 ha mutado en Revuelta es comprobable en su página web.

Junto con los cachorros de Vox y el propio Vox, aparecieron el resto de grupos, movimientos sociales, partidos y representantes del tablero ultraderechista nacional, desde los ya mencionados Chaparro y Luccini de Democracia Nacional, pasando por la gente de Desokupa, Resistencia Social Alcalá, Hacer Nación o España 2000, y terminando con Isabel Peralta y con los supuestamente extintos Bastión Frontral, que después de 10 meses de inactividad en Telegram, volvieron a su actividad con dicha convocatoria.

Toda la argumentación de la extrema derecha, legitimada y amparada por la derecha, se basa en no respetar el Estado de derecho. La extrema derecha siempre está atenta para encontrar una causa que justifique sus actos y este jueves, nuestra sociedad mantuvo su respiración ante lo ocurrido con Alejo Vidal Quadras, ante el que muchos, sin saber realmente lo que había pasado, hacían cábalas y lo comparaban con lo ocurrido en su día con Calvo Sotelo. Eso es lo que a ellos les hubiera gustado: tener a su Calvo Sotelo como en el 36. La suerte que tuvo nuestra sociedad fueron las declaraciones de Alejo a las fuerzas y cuerpos de seguridad. Mientras tanto, los periodistas amarillistas incluso hablaban de ETA. 

Tanto Abascal como Ana Rosa Quintana hacían elucubraciones sin ningún dato ni ninguna prueba que soportara sus opiniones. Abascal no descartaba la motivación ideológica, mientras que para Ana Rosa Quintana, el calibre era el mismo que el de ETA. Bulos en busca de una reacción de la calle.

Lo que está ocurriendo hoy es fruto de la intensa campaña llevaba a cabo durante semanas por el gran número de propagandistas afines a la extrema derecha, así como por la intensa campaña de agitación con los miembros de las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad, buscando en ellos su complicidad.

Hemos llegado al punto donde neonazis, ultraderechistas, falangistas y franquistas han dejado a un lado sus diferencias y se han unido por una empresa aún mayor: partir España. Este virus tiene muy mala pinta, ya que si no se busca el antídoto oportuno puede transmitirse de forma rápida por el resto de la sociedad.

Si tú aún piensas que esto pasará pronto, tu percepción de la realidad está distorsionada. Los hechos que están aconteciendo son graves y los discursos y las declaraciones de los líderes que los alientan, también, teniendo alguno de ellos tono guerracivilista. La cayeborroka ha venido para quedarse y en cualquier momento un excluido social o un envalentonado puede llevar a cabo una tontería buscando llamar la atención.

No les molesta la amnistía. Les molesta no poder gobernar y para ello no dudarán en romper España nuevamente como en el 36, aunque ello signifique volver a una guerra civil.

Sobre este blog

Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.

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