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Sobre este blog

Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.

De las sombras del pasado a Vox: la peligrosa normalización del señalamiento y la delación contra los inmigrantes

Uno de los carteles de Vox que vinculan delincuencia con la población migrante.

Sergio Gracia

19 de febrero de 2025 20:00 h

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Desde su aparición en el tablero político, Vox ha basado parte de su discurso en apuntar de forma indiscriminada contra los inmigrantes, pero no contra todos, sino contra los débiles, contra los que piensan que no reúnen los requisitos físicos (pero sobre todo económicos) para vivir en nuestro país.

La táctica que usa Vox para señalar no es nueva, pero para saber en qué momento de la historia estamos y cómo hemos llegado hasta aquí de nuevo, es perentorio conocer de dónde venimos y cómo se actuó en el pasado.

El método del señalamiento y la delación fue uno de los principales instrumentos empleados por el nazismo y el franquismo para infundir miedo y terror en la población, debido a las repercusiones que esto podría acarrear para el individuo. Con ello, dichos regímenes buscaban tener a su servicio a numerosos delatores que proporcionaran datos de especial relevancia de un segmento de la sociedad.

En el nazismo, varios miembros hicieron referencia a hacer visibles a los enemigos internos. Entre esos miembros está Reinhard Heydrich, jefe de la Oficina Principal de Seguridad del Reich, que en noviembre de 1938 escribió: “Facilitaría mucho las cosas si cada judío definido por las Leyes de Núremberg llevara cierto tipo de insignia”. El propio Heydrich ya había hecho referencia anteriormente sobre cómo “hacer visibles para todos” a los “enemigos internos” de Alemania.

En septiembre del 1939, tras la invasión alemana de Polonia, los negocios judíos serían marcados también. Esa visibilidad externa aportaba desinterés, aislamiento social, indiferencia y ser vistos como criminales.

Junto con Reinhard Heydrich, también utilizarían las marcas Hans Frank, jefe del Gobierno General, que obligaría a todos los mayores de 12 años a llevar brazaletes blancos, con la inscripción de una estrella de David azul, y el mismísimo ministro de Propaganda, Josef Goebbels, que propuso nuevamente la idea y que sería plasmada en el nuevo Reglamento de Policía.

Pero esta práctica, no es llevada a cabo sólo por el nazismo, ya que durante en la Dictadura franquista también se realizó algo similar, donde por ejemplo la Jefatura Provincial de Prensa y Propaganda de Falange Española publicó el artículo titulado “Algo muy necesario” en 1936 donde exponía:

 “En estos momentos en que España despierta del letargo en que a viva fuerza la metieron las hordas marxistas todos tenemos el deber ineludible de colaborar con las fuerzas nacionales (…) Todo es necesario (…) pero no es suficiente, porque la traición puede empujar a la patria al abismo. Para evitar esto tenemos la sana obligación de desenmascarar a todos los servidores de Rusia. ¡En la nueva España, no se consienten caretas!”. Tal como expone el Profesor de Historia, Lucio Martínez Pereda, en su artículo “La delación: miseria moral y control social en el primer franquismo”.

Pero esto que podría parecer tan lejano, con el resurgimiento de la extrema derecha ha sido recuperado para la causa.

 “Tu seguridad, nuestra prioridad”: la “nueva” delación de Vox

En la hoja de ruta de la extrema derecha, uno de sus pilares principales ha sido el señalamiento público del otro, del que molesta, del que incomoda, del diferentes. Da igual que fuera inmigrante, periodista, académico/a, médico/a o camarero/a.

Vivimos tiempos turbulentos, tiempos de tinieblas, donde la ultraderecha vuelve a poner “de moda” eso de señalar a “los enemigos internos”, que ya se practicó décadas atrás, para que quienes piensen diferente a ellos se escondan y callen ante el temor de represalias.

Lo de Vox y sus campañas contra los inmigrantes no es nuevo. Entre esas campañas podemos apuntar “¿Delincuentes en tu barrio? ¡Nosotros tenemos su billete de vuelta!”, “¿Qué Europa quieres? Nosotros si lo tenemos claro”, “Protege Madrid. Vota seguro” o “Un mena 4.700 euros al mes, tu abuela 426 euros de pensión/mes” entre otras. 

Estos discursos son semillas que se siguen plantando para que siga germinando en la sociedad el odio contra el otro, contra personas migrantes, ya sea por su color de piel, su origen, su etnia o su religión. Si fueran consecuentes y estrictos con lo que predican, apellidos como De Meer, Ndongo, Smith, Tertsch o Monasterio deberían estar fuera de su estructura.

Lo que Vox persigue es la invisibilidad del otro, ya que su discurso se vincula con su postura en contra de la pérdida de identidad y cultura.

De Blanes, pasando por Murcia y aterrizando en Palma del Río, la nueva campaña de Vox que ordena y manda su “Jefatura Nacional” se llama “Tu seguridad, nuestra prioridad”, donde se vilipendia, desprecia, desdeña, menosprecia, denigra, desacredita, difama, desprestigia, deshonra, agravia, ofende o injuria a toda persona migrante, donde los generalizan de traficar con drogas (menudeo) y de generar violencia. Ya sabemos que el votante de Vox es de misa diaria, bebe agua sin gas y no dice palabrotas ¿Verdad?

¿Pero qué busca esta práctica recuperada por Vox que ya ejecutaba el nazismo y el franquismo? Aislamiento, miedo, discriminación y control. La delación y la denuncia es una herramienta que denota compromiso, buscando ser aceptados por el nuevo grupo. Es una herramienta que busca crear temor a ser el o la siguiente.

Con la delación y la denuncia, se busca crear desconfianza, donde se rompan los lazos afectivos y de solidaridad más básicos entre familiares, compañeros de trabajo o vecinos. Donde incluso, se busca normalizar la delación entre personas del mismo origen, por miedo, como decíamos anteriormente, a ser el siguiente.

Tenemos una sociedad aborregada a la que le cuelan discursos difícilmente sostenibles, porque si mañana Vox y sus socios deportaran a tod@s l@s inmigrantes ¿Quién trabajaba en este país? No esperéis que lo hagan los de la España que madruga, porque no madrugan. Este país se levanta cada día porque hay una cantidad ingente de personas migrantes que salen a trabajar de forma muy honrada y que solo buscan un futuro mejor para ellos y su familia.

Pero es que la cosa es mucho más grave aún, ya que la Fiscalía aún no ha decidido hacer nada contra estos discursos y quienes los escriben ¿Qué pasaría mañana si se exponen los datos personales y de su vivienda de las personas que dan estos discursos? ¿Y si las personas que son señaladas se toman la justicia por su mano buscando proteger a su familia? Toda acción tiene una reacción, y eso es lo que busca la ultraderecha, que quienes son señalados actúen para poder hacerse las víctimas y tildarlos de violentos y peligrosos, y así poder ejecutar de forma impune su macabro plan.

En esta situación, sólo cabe apretar dientes y denunciar a quienes quieren actuar con impunidad por la vida. Nuestra vida, nuestra armonía y nuestra convivencia, no se puede dejar en manos de esos perros viejos que cada día se levantan regando un poquito más la semilla del odio.

Sobre este blog

Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.

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