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Reluciente domingo de fervor

Rafael Ávalos

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El entorno de la Mezquita-Catedral acogió la solemne procesión del Corpus Christi | La Custodia de Arfe recorrió un casco histórico en el que se reunieron miles de personas

Centenares de personas aguardan en el Patio de los Naranjos. Desde minutos antes, el recinto exterior de la Mezquita-Catedral. En el interior, todo está dispuesto para que comience la procesión. Es sobre las ocho de la tarde, cuando el día inicia su camino tranquilo hacia la noche, cuando en la Puerta de las Palmas el cortejo cobra forma. El sol todavía está presente en el domingo último de mayo, que en esta ocasión lo es de profunda fe. Numerosos cofrades y fieles se congregan en el primer templo de la Diócesis en el instante en el que el dorado paso abandona las naves catedralicias. El Santísimo va a recorrer un año más el corazón de Córdoba. Fervor y sentimientos en torno a la Custodia de Arfe, que es por tanto ante Jesús Sacramentado. La luz del Corpus Christi toma de nuevo el casco histórico.

La celebración comenzó el jueves, festividad del Corpus, con un triduo en el primer templo de la Diócesis. Al tiempo que diversas hermandades comenzaban a realizar también sus actos litúrgicos y procesionales. Como sucede año tras año, la procesión desde la Mezquita-Catedral tuvo lugar en domingo. Éste fue. A las siete de la tarde, el Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, presidió una misa que concelebraron el Cabildo Catedral y el clero de la capital. Concluida la eucaristía, la Custodia de Arfe albergó el cuerpo de Cristo para recorrer las calles próximas al principal monumento de la ciudad. El domingo resplandecía en ese instante y lo hizo mucho más una vez la comitiva inició su trayecto. La Agrupación Cristo del Amor puso los sones a una salida en la que niños y niñas de Primera Comunión también estuvieron presentes.

En las zonas aledañas a la Mezquita-Catedral, la presencia de fieles no fue menor, de forma que la magnífica obra de Enrique de Arfe estuvo acompañada de miles de personas. El casco histórico aguardaba engalanado el paso del Santísimo. Altares efímeros y balcones bien vestidos recibían a la Custodia, al tiempo que la oración y la Adoración, que tuvo lugar en la Puerta del Puente, impregnaron cada rincón de una fe profunda y sincera. Un año más, la procesión del Corpus Christi transcurrió por el entorno del primer templo de la Diócesis, con parte del trayecto junto a la ribera del Guadalquivir, en la Ronda de Isasa, y no en la plaza de las Tendillas. Y Córdoba vivió de nuevo un intenso domingo de fervor.

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