Tuitero por un día
Hace unos días, por fin, me di de alta en esa red social tan famosa.
Ilusionado con el nuevo juguete, empecé a escribir tuits que a mí me parecían tan divertidos, inteligentes e ingeniosos como pertinentes para estos tiempos, estos acontecimientos y esta sociedad en la que me ha tocado vivir.
En uno de ellos dije que la Virgen María me gustaba porque me gustan las mujeres adúlteras que se me aparecen de madrugada en los bares.
En otro escribí que Ruth Beitia era mejor saltadora de altura que Carrero Blanco porque lo hacía sin doping ni ayuda exterior.
Luego publiqué que Iglesias y Errejón meaban frente a una pared para ver a cuál le llegaba más alto el chorro. Cosas de chicos de toda la vida, por cierto.
Y también que el obispo de Córdoba tenía sobrepeso.
Tecleé que Papá Levante ha sido la mejor girls band de la Historia y que Bimba Bosé está de viaje de negocios (como siempre).
Escribí alguno más, pero no me acuerdo bien, creo que en un tuit decía que Pérez Reverte había organizado un golpe de estado y en otro que 6 toros 6 en paro se sentaban a las puertas de la plaza de toros de Barcelona exigiendo su reapertura… no sé.
Inmediatamente después cerré mi cuenta y me di de baja en la red.
Ahora estoy sentado en mi casa con el DNI en la boca esperando a que llegue la policía a detenerme.
Mientras, tarareo una versión de Bowie: We can be tuiters/just from one day…
Pero la poli no viene. Estará ocupada requisando plantas de marihuana en alguna barriada periférica.
Así va el país.
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