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Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

El juicio

Imagen de un juicio

Juan José Fernández Palomo

25 de enero de 2025 20:27 h

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Pues una vez tuve que poner una denuncia por robo e intento de agresión o algo así, dije yo. Me costó hacerlo, porque no me gustan estos berenjenales y los papeleos y la burocracia y esos coñazos. Pero ya me vi obligado a hacerlo, porque me habían tocado las narices, y bien tocadas siguen.

Les cuento:

Un tipo, conocido, un habitual, con el que había coincidido en la barra del bar se me acerca y empieza a comerme la oreja mientras apuraba su copa (yo, la mía): “que si vas de guay, pero eres un gilipollas, que si una vez te presté 20 pavos, que si aquella tía, que si siempre me vacilas, que si no te gustan Fito y los Fittipaldis y eres un mierda…”

Una pesadez, vamos.

El caso es que yo creía haberme zafado y me iba para casa, pero este interfecto me esperaba en una esquina y me agarró por detrás, me echó el aliento de JB cola zero en el cogote, me abrió la mochila, me sacó el móvil y la cartera y se los metió en el bolsillo de su abrigo. Me giré, le pregunté qué coño estaba haciendo y me respondió con una hostia que yo podía haber esquivado, pero no, casi, y me tiró las gafas al suelo. Cuando fui a recogerlas, él las pisó, las destrozó y salió pitando con mi cartera y mi móvil. Y yo allí parado mirando en la acera mis gafas progresivas de mil doscientos pavos hechas añicos.

Total, que lo denuncié.

Meses después:

Ante el juez:

Yo: Sí, señoría. Así fueron los hechos, tal como constan en la denuncia.

Sr. Juez (Adolfo Carretero o algo así parecido se llamaba, creo): Pero, bueno, usted había bebido ¿no?

Yo: Sí, señor. Soy mayor de edad, era mi tiempo de ocio y me tomé unas copas en un local legal y las pagué.

Sr. Juez: Ah… Curioso.

Yo: ¿Curioso…?

Sr. Juez: Sí. Eso puede provocar que al salir llevase la mochila mal cerrada…

Yo: Bueno…

Sr. Juez: Una mochila abierta es una incitación a que alguien le meta la mano y coja lo que quiera, por ejemplo un smartphone, tarjetas de crédito, un monedero, la botella de agua, la caja de condones, unas tiritas, un ejemplar de los Ensayos de Montaigne…

Yo: ¡Coño, juez! Disculpe, cáspita, señoría: se trata de mi mochila…

Sr. Juez: Sí sí; pero estaba abierta, provocando...

Yo: ¿Y las gafas, en la acera y pisoteadas con mala leche…?

Sr. Juez: Eh; modere su lenguaje ¿No será que iba usted vacilando, despertando envidias, con esa montura tan cool y esas lentes de última generación?

Yo: Tengo miopía, estrabismo, ojo vago y presbicia…

Sr. Juez: Veo que presume de tener muchas cosas.

Yo: ¿Ha dicho usted “veo”, señoría? No fastidie…

Sr. Juez: Cuidado. Que le puedo acusar también de desacato.

Yo: Buff. Disculpe la pregunta, señoría: ¿Ha leído usted a Kafka?

Sr. Juez: Yo solo leo el Marca por placer. Lo demás, es profesional. Además, el que hace aquí las preguntas soy yo.

Yo: Entiendo…

Sr. Juez: Hemos terminado; puede retirarse.

Y me fui.

Al parecer todo está visto para sentencia, mientras yo no he visto nada  claro en todo esto.

Y eso que soy el demandante.

Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

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