Comida de Empresa. La Película
Estoy rodando un mediometraje independiente y moderno. Como toda obra de arte de importancia –porque la peli en cuestión lo será- está enraizada en la tradición, en este caso con un claro aire dickensiano, pero llevado a la actualidad para provocar la reflexión en el espectador.
Exterior día: un plano tomado desde fuera del Bar Lucas, a través de sus cristaleras, donde se ve a Juan, interpretado por Bill Murray, sentado a una mesa comiéndose un perrito caliente doble solo con mostaza y un botellín de cerveza nacional. Bill viste con una sudadera de los Nicks y lleva una gorra de beisbol de los Nets. O al revés. No es relevante.
Un parroquiano entra en plano porque se dirige al servicio y, al llegar a la altura de Juan, le toca en el hombro y lo saluda:
-¿Qué tal, Juan?
-Puedes llamarme One. Aquí estoy, celebrando mi comida de empresa. Es que soy autónomo.
-Ya. Comprendo.
-Los perritos de Lucas son mejores que los Nathan´s que venden en Conney Island…
-Lo sé. Y no es franquicia.
-Yo tampoco soy franquicia. Creo que me dedico al sector servicios.
-Ah, pues yo voy al servicio (ríe).
-Pues no es un buen chiste.
-No. La verdad (el parroquiano sale de plano).
Juan –o One-, Bill Murray, sigue comiendo su perrito doble solo con mostaza y, entre bocado y bocado y trago de cerveza, musita algo así como “nadie va a creerte”.
Este mediometraje de vanguardia, rodado en blanco y negro y con grano grueso, podrán verlo en el C3A o en Medina y Corella o en los cines comerciales o en la nube o en Netflix o film o cómo se llame.
Eso ya no depende de mí.
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