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Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

De borricos ramos y cosas

Entrada de Jesús a Jerusalén.

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Betania es un pueblo chiquito en Palestina, no muy lejos de Jerusalén. Hasta una casa humilde de esa pueblo humilde, donde vivía la familia formada por Lázaro, Marta y María, llegó un tal Jesús.

Un caminante, un peregrino, un transeúnte llegó hasta allí. Lo acogieron, obviamente, la hospitalidad es insobornable en cualquier pueblo que tenga una memoria nómada.

Cenaron hummus, tal vez algo de caldo, todo sencillo.

Jesús, un treintañero, quería llegar a la capital en un modo ecológico, y decidió que sería en un burro prestado por aquella familia de Betania.

A Jesús le cuesta celebrar el Día del Padre o “de la persona especial” porque no lo tiene claro. Jesús es un hijo subrrogado, engendrado por una polinización o algo así.

Pienso en María mirándose la tripa: “Lo amo, no lo quiero, necesito desojar la margarita”.

Pienso también en el burro de Betania que porta al treintañero de las barbas que entra en la Ciudad Dorada.

Pienso también en una silla guapa de diseño a las puertas de un hospital de Miami.

Pienso en el dinero, que es justo en lo que no quiero pensar.

Al cabo del tiempo Jesús volvió a Betania. Besó a Marta y a María y resucitó a Lázaro.

Y cerró un círculo.

De aquellos sucedidos tan bien contados venimos hasta aquí: del borrico de Betania a la silla de Miami sin ánimo de lucro.

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Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

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