No me den el agosto
"Lo que se dice amigos, en la vida hay pocos
(Raúl Bravo. Jugador del Córdoba CF)
El otro día un amigo (eso creo) me advirtió que la amistad es, al cabo, un acto de profundo egoísmo. No examiné el fundamento que pudieran esconder sus palabras, por temor a que tuviera razón, y ahora me llega este veterano del área pequeña para acabar de darme el agosto. La afirmación de este futbolista resulta verdaderamente inquietante y pone en jaque toda la arquitectura existencial que me ha acompañado durante años.
Raúl Bravo no es catedrático de Filosofía ni experto en Psicología clínica (eso creemos) pero un individuo que ha pasado por el Castilla, Real Madrid, Leeds United, nuevamente el Real Madrid, Olympiacos, Numancia, vuelta al Olympiacos, Rayo Vallecano, Beerschot y ahora Córdoba CF debe saber algo en la materia. Quiero creer que es la condición de su demarcación en el campo lo que lo empuja a esta visión nihilista de la vida. Un defensa que se precie no puede (ni debe) empatizar con los depredadores del área que invaden frecuentemente su territorio. Cualquier signo de debilidad afectiva podría, igual que a usted o a mí, costarle un disgusto imperdonable.
Hay antropólogos que sostienen que la amistad es un mecanismo de cohesión tribal para hacer frente a las amenazas de un universo inhóspito. Según esta perspectiva del cosmos, todo gira alrededor del concepto de supervivencia, que es motor y consecuencia de cualquier signo de vida. La amistad, consiguientemente, es una herramienta de supervivencia grupal en la convicción de que un individuo solo tiene pocas posibilidades de prosperar.
Ignoro si un defensa de élite viene a ser un eslabón poco evolucionado de la especie. Pero seguro que en el club habrá quienes celebren la frase desoladora del nuevo fichaje para esta temporada. Un lateral como dios manda debe tener pocos amigos. Si quiere ser competitivo, naturalmente. Aunque a nosotros, desde luego, nos han dado el agosto.
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