Besamanos
"Los cristianos tienen derecho a tener una Catedral"
(Demetrio Fernández. Obispo de Córdoba)
Ahí lo tienen. La institución que se ha propuesto borrar la Mezquita de Córdoba del mapa organiza un gigantesco besamanos para que vayamos desfilando, uno a uno, a proclamar la consagración de la Catedral. Repasemos: el Ayuntamiento, la Diputación Provincial, la Subdelegación del Gobierno, la Junta de Andalucía (sí, la Junta) y hasta la Universidad, que hasta ayer creíamos baluarte de la ciencia y la razón. Por faltar, no falta ni la autoridad militar correspondiente quizás para recordarnos que tal vez, en el fondo, aún no hemos pasado la página del siglo XXI. Por favor.
Monseñor dice que la Mezquita de Córdoba no existe, que lo que vemos cada día desde hace 1.200 años es una ilusión óptica, que hay que fulminar una seña de identidad que nos distingue en todo el planeta, que debemos enterrar la cultura andalusí, que hay que rescatar la reconquista, que es hora, en fin, de reescribir la historia como dicta la Santa Madre Iglesia, por encima del sentido común, de la arquitectura, del arte, del patrimonio y de la memoria de una ciudad milenaria.
Solo en términos mercantiles, el propósito del prelado es un galimatías inexplicable. Se quiere cargar una marca planetaria por razones que algún día alguien debería explicar. ¿Usted ha visto algún empresario levantar la voz? ¿Algún hostelero? ¿Alguna agencia de viajes? ¿Algún tour operador? ¿Algún concejal del ramo? ¿Algún prócer del turismo cultural, de esos que nos calientan la cabeza cada día con las potencialidades excepcionales de nuestra ciudad? Nosotros tampoco.
Monseñor asegura que los cristianos tienen derecho a tener una Catedral. Naturalmente. Una Catedral y una Mezquita, señor obispo. Prodigiosa comunión de culturas que le habla a la humanidad de que es posible la convivencia, según nos recuerda la Unesco en su reconocimiento como Patrimonio Mundial. ¿Le suena?
El calendario marca que hoy es 27 de junio de 2014 pero aquí aún esperamos que triunfe la Ilustración. ¿Triunfará algún día? Cualquiera sabe. Por lo pronto, nos hemos pasado 30 años secuestrados por un cura banquero y ahora nos echamos en brazos de un prelado que quiere robarnos la historia. Que dios nos coja confesados.
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