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La diferenciación del aceite de oliva virgen extra

Redacción Cordópolis

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Hace unos días hemos conocido que la Comisión Europea otorgaba la calificación de Denominación de Origen Protegida del aceite de oliva, a la comarca de Lucena. Una comarca situada al sur de la provincia de

Córdoba, y a la que pertenecen municipios como Aguilar de la Frontera, Benamejí, Encinas Reales, Iznajar, Lucena, Montilla, Moriles, Monturque, Puente Genil y Rute. Espero que no me deje ningún pueblo atrás.

Así que ya tenemos cuatro Denominaciones de Origen en la provincia de Córdoba, pues a esta de Lucena hay que sumar las de Baena, Priego de Córdoba y Montoro-Adamuz.

Desde aquí mi enhorabuena a tantos años de trabajo, como resaltaba el otro día el Presidente de la Cooperativa de Lucena, Francisco Mora. Pero, ¿y ahora qué?. Sin duda alguna somos demasiados, en cuanto a distinguir a nuestro aceite de oliva virgen extra, con un carácter diferenciador. Además hay que sumar también la existencia de diversas Asociaciones de todo tipo, como por ejemplo la Asociación Extra Virgine Alliance (EVA), o la QvExtra, que salía en prensa, a raíz de la celebración de su asamblea general celebrada hace unos días, en la que acordaban entre otra serie de cuestiones, crear un logo o marchamo internacional, “auténtico y fruto del trabajo de todos”. Yo,

la verdad es que no sé

lo que quieren decir con lo de auténtico, y el trabajo de todos; parece que los demás estamos de brazos cruzados.

En fin, el hecho no es ni más ni menos que diferenciarnos del “contrincante” como sea, pues mi aceite de oliva virgen es el mejor de todos. Vayan ustedes a cualquier pueblo olivarero, y le hablarán que su aceite de oliva es el mejor del mundo.

Y mientras tanto, el pesimismo corroe a los olivareros, cuando estamos a dos días de que se cierre la campaña, y como ya he referido en a pie de surco en numerosas ocasiones, una de las campañas más cortas de los últimos años, que se preveía que los precios iban a ser relativamente buenos, pues están cayendo en picado, y además se están realizando operaciones a futuro, con aceite de la nueva campaña, a precios irrisorios.

Necesitamos, como decía una responsable andaluza de la Consejería de Agricultura, “sentar las bases de un mejor futuro para el aceite de oliva”. Sí, pues tenemos que ponernos a trabajar entre todos, y a explotar nuestras acciones comerciales en el exterior, convenciendo y demostrando las bondades de nuestro aceite de oliva virgen extra, y sobre todo su carácter diferenciador con otras grasas.

Y para esa empresa de internacionalización hay que poner en marcha los instrumentos necesarios, programas de apoyo tanto de las distintas Administraciones, como del crédito necesario para apostar por esa difícil internacionalización.

Salir al exterior es lento y lleva años, lo digo por experiencia propia, en cuanto a la empresa que me honro en presidir; El principal problema es el crédito

y los resultados no son a corto plazo. Pero estoy convencido que con buenas campañas de promoción, defendiendo la calidad entre todos, con la Marca España por bandera, y no con cientos de marcas entre todos, y sobre todo con campañas que potencien la calidad y las propiedades saludables del aceite de oliva, para que podamos ir venciendo a ese desconocimiento que tiene el consumidor final de las distintas clasificaciones del aceite.

Porque sin duda alguna el aceite de oliva es salud y es cultura. Es la base de nuestra dieta mediterránea.

Y para terminar, la Consejería de Agricultura tendría que hacer algo en cuánto a ese exceso de Denominaciones de Origen Protegidas. Sería interesante y necesaria una nueva regulación legislativa en la que de alguna forma pudiésemos integrarnos. Buscar las fórmulas para ello.

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