Personas sin hogar, mayores y familias vulnerables centran la respuesta de Cruz Roja ante la ola de calor
Personas sin hogar, mayores y familias en situación de extrema vulnerabilidad constituyen el principal foco de la intervención de Cruz Roja en Córdoba para combatir los efectos de la ola de calor que se vive estos días.
Tal y como ha indicado la entidad en una nota, desde ayudas para el pago de suministros básicos como la luz hasta el seguimiento telefónico a personas mayores o el asesoramiento para el ahorro doméstico, las acciones que la institución humanitaria impulsa en Córdoba para hacer frente a las temperaturas extremas son variadas, pero todas tienen un denominador común: estar dirigidas a colectivos especialmente vulnerables ante las consecuencias del calor.
En ese sentido, cobra especial importancia estos días la labor que la entidad realiza con personas sin hogar a través de su Unidad de Emergencia Social (UES), que recorre las calles de la capital martes, jueves y sábado para ofrecer algo de comida y bebida refrescante y apoyo humano a unos ciudadanos que, con esta canícula, ven cómo se acrecienta su situación de extrema vulnerabilidad.
Además, el voluntariado de Cruz Roja ha comenzado el seguimiento telefónico de más de 3.000 personas mayores en la provincia por el calor, para conocer su estado de salud y ofrecerles una serie de consejos básicos para prevenir los efectos de las altas temperaturas.
Estas llamadas --para las que se da prioridad a personas que viven solas-- se realizan a través del servicio de Proximidad Local, que la institución humanitaria tiene en funcionamiento tanto en Córdoba como en las asambleas de Baena, Hinojosa del Duque, Lucena, Peñarroya-Pueblonuevo, Priego de Córdoba, Pozoblanco, Palma del Río, Puente Genil, Rute y Villanueva de Córdoba.
El centro de contacto encargado de coordinar todo este programa cuenta con agendas personales de los usuarios, esto es, una base de datos en la que se almacena información sobre quienes requieren una especial atención por su situación de riesgo, enfermedad o vulnerabilidad.
De este modo, la iniciativa persigue no solo proporcionar información sobre cómo afrontar las altas temperaturas evitando riesgos para la salud, sino también detectar posibles casos de malestar de personas por el calor y activar, en el caso de que sea necesario, a los servicios de emergencia.
Como se recuerda en la campaña que Cruz Roja activa cada año cuando llega la temporada estival, los problemas de salud asociados a las altas temperaturas pueden evitarse con medidas muy sencillas, como beber abundantes líquidos, refrescarse la cabeza, usar un abanico, vestir con ropas ligeras o evitar las comidas copiosas y pesadas.
Pero además de esa especial vulnerabilidad que sufren quienes viven en la calle o el mayor riesgo a los efectos del calor que tienen las personas mayores, hay muchas familias (una de cada dos atendidas por Cruz Roja, según su último estudio al respecto) que ha de elegir entre llevar una alimentación adecuada, o tener sus hogares a una temperatura idónea cuando llegan temperaturas extremas.
Una situación que, obviamente, se agravó con la llegada de la pandemia y la crisis socioeconómica derivada de la crisis sanitaria. Por ello, Cruz Roja ha tenido que ampliar las acciones de respuesta a la pobreza energética, que van desde la atención a necesidades urgentes o las ayudas para el pago de recibos a la entrega de kits de eficiencia energética o la impartición de talleres de ahorro doméstico.
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