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El laboreo convencional limita el secuestro de carbono de suelos agrícolas

Un campo de trigo.

Redacción Cordópolis

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El grupo de investigación 'Sumas' de la Universidad de Córdoba (UCO) ha llevado a cabo un estudio en el que ha determinado que el laboreo convencional limita el secuestro de carbono de los suelos agrícolas. Además, el arado excesivo de la tierra disminuye la capacidad de los suelos para fijar carbono y contraviene los objetivos marcados en la Cumbre de París de 2015.

Tal y como ha indicado la institución universitaria en una nota, según datos de 2013, las emisiones anuales de carbono emitidas a la atmósfera y que tienen su origen en la actividad humana representaban el 0,4% del carbono almacenado en el suelo. Por ello, en la Conferencia de París sobre el Clima de 2015, Francia impulsó la iniciativa cuatro por mil a la que se sumó España y que tiene como meta aumentar la capacidad de secuestro del carbono de los suelos agrícolas un 0,4 por ciento.

En este contexto, un estudio realizado por el grupo de investigación 'Sumas' de la UCO y publicado en la revista 'Environmental Research' ha analizado durante 15 años los suelos de olivares mediterráneos manejados con laboreo convencional y ha comprobado que esa cifra no solo no se alcanzaba, sino que incluso disminuía, situándose la pérdida de secuestro del carbono entre el 0,8 por ciento (en los primeros 40 cm del suelo) y el 2,1 por ciento (si se consideraba el perfil completo del suelo).

La causa de no alcanzar el objetivo cuatro por mil estaba en “el laboreo convencional tan excesivo al que estaban sometidos los suelos de los olivares”, ha subrayado Jesús Aguilera-Huertas, investigador del grupo 'Sumas'. El laboreo convencional es una técnica muy extendida de manejo de suelos agrícolas que consiste en arar la tierra.

Sin embargo, esta técnica lo que hace es romper la estructura del suelo convirtiendo las partículas de mayor tamaño, las llamadas macroagregados, en partículas más pequeñas, esto es, microagregados. Este cambio es importante, porque son en las primeras donde se produce un mayor almacenamiento de carbono. Los micros también pueden almacenar el carbono, pero en menor intensidad. Al romper las partículas más grandes, el estudio descubrió una pérdida del carbono del 42,3 por ciento.

En este contecto, tanto el contenido en carbono como la capacidad de secuestro del mismo en la fracción fina del suelo, donde el almacenamiento es más estable y duradero, sí aumentó. Lo que quiere decir que los suelos tenían intacta su capacidad de secuestro y que podrían ser buenos sumideros cambiando el manejo al que estaban sometidos.

“El fallo aquí --ha sostenido Aguilera Huertas-- estaría en el manejo que se ha empleado. Si se cambiase el laboreo convencional por unas buenas prácticas de gestión, como podría ser un laboreo mínimo o nula labranza, eliminar el uso de insumos, mantener los residuos de los cultivos, rotaciones y diversificaciones de cultivos o cultivos intercalados, se podría aumentar el secuestro del carbono ya que la capacidad de secuestro en estos suelos permanece inalterable”.

Implementar, por tanto, un manejo adecuado de la tierra sería fundamental para alcanzar el objetivo cuatro por mil, y también para combatir el cambio climático ya que los suelos son, junto a los océanos, uno de los principales almacenes de carbono. Además, al cambiar el tipo de práctica de gestión mejoraría la calidad de la tierra y se reducirían las tasas de erosión, llegando a aumentar la fertilidad y biodiversidad del suelo.

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